VERDAD – LECTURA
Jn 20,1-9
¿Dónde está? No está aquí. Se lo han llevado. No sabemos dónde lo han puesto. El caso es que el sepulcro está vacío. Así es. El primer día de la semana, hoy, muy temprano. Entre luces y tinieblas. No ha amanecido totalmente. Se va abriendo paso la Luz, la Vida. Aunque nosotros no seamos capaces de percibirla; tal y como le ocurría a María Magdalena. ¿A qué iba ella al sepulcro? A llorar por la muerte del Maestro, a encontrarse con la tristeza, la resignación, el dolor por la pérdida del Esposo. También nosotros buscamos como Iglesia, como comunidad, como creyentes al Esposo, a Jesús, al Salvador, a aquel que puede traernos la felicidad plena. Pero, ¿Dónde? ¿Cuándo le buscamos? ¿En las tinieblas? ¿Simplemente para llorar el sufrimiento, el dolor, la culpa? ¿Seguimos creyendo que la muerte ha triunfado? Pues, sabed que el sepulcro está vacío, que la losa está quitada (20,1). Que la piedra que cerraba las puertas de la vida ha sido desplazada. Ante ese corrimiento de la piedra, de nuestras propias piedras, ¿Cuál es nuestra reacción? La de María Magdalena está clara: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Han profanado la tumba de Jesús! ¡Se han llevado su cadáver! Ya ha hecho su propia interpretación del acontecimiento. Sigue pensando en parámetros de muerte. El caso es que, sólo sabemos, por ahora, que la piedra está movida.
¿Qué dice esta loca? ¿Qué han movido la piedra del sepulcro? Hay que ir allí y cerciorarse. Jesús está muerto. Bastante revuelo ha suscitado en vida, como para que ahora, encima, después de muerto, sigamos teniendo problemas. Pedro y el discípulo al que Jesús tanto amaba, corren hacia el huerto en el que estaba excavado al sepulcro. El huerto (el jardín) lugar de vida y de encuentro con Dios. Allí es donde se encuentra la tumba de Jesús. Pero nadie ha ciado en la cuenta. Corren para ver si pueden averiguar quién se ha movido la piedra.
El discípulo incluso se adelanta a Pedro. Y se encuentra efectivamente con que la losa está quitada. Se asoma y ve como los lienzos no cubren a Jesús. Están colocados. Como cuando el amado espera a su amada en el lecho nupcial. Sin embargo, no cae en la cuenta. Ha visto las señales de la vida, de la resurrección, pero no lo ha llegado a comprender. Cede el paso a Pedro. Éste entra y ve también los lienzos de la misma manera, pero además, el símbolo de la muerte que es el sudario está colocado a parte. La muerte ha sido vencida. La muerte está echada a un lado, la muerte ha sido desplazada por la Vida. Pero, Pedro se mantiene dentro de sus parámetro. Ve las señales, pero no es capaz de ir más allá. El discípulo, sin embargo, vio y creyó. El amor ante el menor signo, ya cree, confía, espera.
Ante un mismo hecho dos actitudes totalmente distintas. Pero así es el ser humano. La verdad es que aquel acontecimiento les debió dejar impactados. Cada uno vuelve a su casa. Lo que ocurre que no vuelven de la misma manera. Pedro vuelve igual que antes; impactado, si; sorprendido, sí; lleno de interrogantes. Sin embargo, el discípulo al que Jesús amaba y es de suponer que él amaba a Jesús, ese vuelve transformado, vuelve cambiado, vuelve diferente: CREYÓ.
¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUYA!
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
- ¿Buscas, verdaderamente, a Jesús en tu vida? ¿Quieres salir a su encuentro? ¿Deseas ardientemente encontrarme con él?
- Jesús va ofreciéndote signos, señales, itinerarios para poder ir a su encuentro; al percibirlos ¿qué haces?
- En ocasiones las señales son evidentemente claras, son inequívocas ¿Cuál es, entonces, tu actitud? ¿Te marchas con cara de vinagre, pensando que el Dios de Jesús es muy complicado? ¿Acoges esas señales y continuas tu búsqueda con esperanza, con fe, con amor?
- ¿Qué significa para ti que Jesús ha resucitado?
VIDA – ORACIÓN
- Te invito a meterte en la escena, como si fueras un personaje más. Conviértete en María Magdalena, reproduce la narración metiéndote en la piel de este personaje, revive el acontecimiento desde el punto de vista de ella ¿Qué sientes? ¿Qué emociones, qué actitudes se despiertan en ti? Haz lo mismo con el personaje de Pedro y del Discípulo al que Jesús ama… Alaba a Dios por permitirte recordar, conmemorar, revivir este acontecimiento.
- Da gracias a Dios por el regalo de la Resurrección de su Hijo, por el don de tu propia resurrección, por ser un Dios de vivos y no de muertos.
- Ofrécete para ser testigo de la Resurrección de Jesús, para propagar a los cuatro vientos que Jesús está vivo.
- Pide que el Espíritu Santo ilumine tu camino, te conduzca por senda llana y te muestre los signos de la Vida, para poder anunciar la Vida a todos los que salen a tu encuentro.
¡¡¡ FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN !!!
El grito jubilar de este domingo no puede ser otro, que CRISTO HA RESUCITADO con mayúscula, sin ambages: no podemos quedar en concepciones falsas como Magdalena_ le han robado_ o como Pedro_ ve las señales no le convencen_; solo Juan, el enamorado, vio y creyó
La Resurrección es un acontecimiento metahistorico, algo más allá de nuestra mente,, no es mensurable con los instrumentos humanos. Es de hecho algo histórico, acaeció en la historia, en un lugar concreto pero no al alcance de nuestros sentidos. La vida plena que poseía Jesús, la que nosotros recibimos en el bautismo, no es tangible, se cree en ella y punto.
Si Cristo no ha resucitado nuestra fe es vana; hay que borrar ese «si»que puede desconcertar a algunos pensando que Jesús podía» no resucitar»!o cual es falso; esa Vida que Jesús poseía en cuanto Dios no se puede apagar solo precisa que cesen las ligaduras de la carne y del tiempo para que se manifieste en todo sun apogeo. Estamos ante argumentos teológicos que sobrepasan a los puramente históricos
Hemos de abandonar la idea que nos asalta de » reanimación de un cadáver» que se apoya en la antropología griega,cuerpo_alma, en desacuerdo con la judía radicada en el concepto de sujeto_persona ; Jesús resucita la persona, alma y cuerpo a los que infunde «una fuerza divina, dynamis la llaman los teológos el cual puede saborear la vida plena. Resucitar no es vivir con la vida anterior sino de una manera nueva impulsada por esa Vida nueva que rebasa todo dato experimental; sucedió sí en la historia pero la rebasa con mucho. Por eso los evangelistas no pretenden narrar el hecho de la resurrección sino expresar sus efectos por eso aluden a la tumba vacía». Para algunos puede quedar en ocurrencia de los evangelistas anclados en la mentalidad judía de que el alma del difunto rondaba tras el cadáver durante dos o tres días pudiendo regresar y reanimarlo como en el caso de Lázaro. Nada de eso, la primitiva comunidad cristiana se alimentaba solo de la fe pascual, del Cristo resucitado en el momento mismo de su muerte. Es verdad que los evangelios dan un plazo de tres días entre muerte y resurrección por ajustarse a la mentalidad dominante pero en realidad Jesús resucito al instante de morir. Ni los presentes en el calvario, ni los guardias apostados en el sepulcro pudieron ver la resurrección «porque la vida divina es invisible». Por eso los primeros cristianos jamás intentaron demostrar la resurrección. Jesús al resucitar pasa a otro plano en el cual nada cambia; los apóstoles presos del lugar y tiempo tuvieron que cambiar de criterios y conducta dejando ejemplo a quienes seguimos sus pasos. Jesús está vivo y transmite Vida si seguimos sus pasos. Nuestro problema está en que renegamos de la muerte en su acepción física y moral y olvidar» que. si el grano de trigo no muere queda sin fructificar pero si muere da mucho fruto». Por lo cual Jesús le dirigió a Nicodemos «hay que nacer de nuevo pues lo que nace de la carne es carne pero lo que nace del espíritu es espíritu»