Estad, siempre, preparados – Lectio Divina Domingo I Domingo de Adviento – Ciclo A

VERDAD – LECTURA

Evangelio Mt 24, 37-44

Hoy comienza el nuevo año litúrgico y el tiempo de Adviento. Y nos encontramos, en el fragmento del evangelio que la liturgia nos ofrece, con una parte del llamado discurso escatológico de Jesús.

Pero, en este discurso, no debemos quedarnos únicamente con la idea de destrucción, de catástrofe, de desastre, que es lo primero que se nos viene a nuestra imaginación. El estilo literario apocalíptico no tiene nada que ver con eso, aunque se sirva de todos esos elementos (imágenes aterradoras, fantásticas, cósmicas), para acercarnos a una realidad diversa. El género apocalíptico, más bien, quiere mostrarnos como Dios está presente en la historia de los seres humanos indicándonos un camino de esperanza, un camino de cumplimiento de las promesas realizadas a Israel y a la Iglesia, un camino de alianza, en el que él siempre estará presente, a pesar de nuestras infidelidades. Por eso, se nos invita a mirar hacia adelante, porque el mal no triunfará sobre el bien, a pesar de que los acontecimientos que están ocurriendo nos indiquen lo contrario.

De ahí la invitación de Jesús, a estar atentos, a estar preparados, a esperar. Y esa invitación se hace hoy extensiva a nuestro tiempo de adviento, que es preparación para el nacimiento de Jesús. Nacimiento que aconteció hace más de 2000 años, pero que nosotros, los cristianos, recordamos cada Navidad. Es decir, que cada año, nosotros volvemos a pasar por nuestro corazón, ese lugar íntimo, interior, profundo, en el que nos relacionamos con Dios y con los demás desde nuestra autenticidad y sin caretas. No es únicamente un acordarse; es volver a revivir ese acontecimiento en nuestra propia vida. Y para eso debemos prepararnos, para eso hemos de preparar nuestro corazón y nuestra vida, desde la esperanza, desde la acogida, desde la apertura.

Para preparar mejor esta venida, Jesús nos pide que estemos atentos a todos los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor y que de una u otra manera nos están anunciando su presencia. Que seamos conscientes de su presencia, incluso, en medio del caos, de la incertidumbre, de los problemas de la vida cotidiana.

No nos pide que seamos pájaros de mal agüero; que, en todos los acontecimientos o circunstancias de la vida, lo único que vemos es negrura, calamidades, catástrofes. Nos pide que seamos portadores de esperanza, porque el mal no tendrá la última palabra.

Y, atención, porque tampoco, nos corresponde a nosotros decir cuando será la venida definitiva de Jesucristo, pues eso no lo sabemos; el día y la hora en que menos nos pensemos, vendrá. Eso también, podemos aplicarlo a nuestra propia vida de creyentes; cuando menos lo esperamos, Jesús se hace presente en nuestra vida, sale a nuestro encuentro, nos muestra su bondad, su misericordia y su gran amor. ¿Somos conscientes de ello?

Acojamos pues, en este inicio del adviento, la invitación de Jesús a estar preparados para su venida.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?
  • ¿De qué manera vas a prepararte durante este adviento para celebrar el nacimiento de Jesús?
  • ¿Cómo es tu percepción de la historia, de la vida cotidiana? ¿Cómo vives tu día a día? ¿Desde las calamidades, desde las catástrofes, desde el pesimismo? ¿o lo vives desde la esperanza, desde la apertura, desde la acogida? ¿Desde la novedad de los cielos nuevos y la tierra nueva?
  • ¿Vives atento a los indicios, a las manifestaciones, a las señales de la misericordia el amor de Dios que van apareciendo en tu vida?
  • ¿Ayudas a los demás a ser conscientes de esa presencia de Jesús en sus vidas?

VIDA – ORACIÓN

  • Alaba a Dios Padre Todopoderoso, misericordioso y amoroso, por cuidarte como verdadero hijo suyo, por ser siempre fiel a la su alianza a pesar de tus infidelidades, por estar presente en tu historia, en la historia de la Iglesia y de la humanidad.
  • Agradece a Jesús su presencia en tu vida, el ser tu compañero de camino, el querer involucrarse en tus asuntos, para acompañarte, sostenerte y apoyarte.
  • Pide al Espíritu Santo que te ayude a saber ver, percibir y apreciar la presencia de Jesús en tu camino diario. Y a verlo desde la esperanza, desde la confianza, desde la ilusión y el optimismo.

Lectio Divina I Domingo de Adviento (Mc 13,33-37)

VERDAD – LECTURA PRIMERA SEMANA ADVIENTO

Este primer domingo de Adviento, la liturgia nos ofrece orar con un pasaje en el que el tema principal es la vigilancia.

Algo que los cristianos debemos tener presente es que, un día u otro, en cualquier momento o a cualquier hora el Señor vendrá (13,35); el momento concreto sólo lo conoce el Padre. Lo más importante es estar atento (13,33); no dejarnos engañar (13,5), no tener miedo (13,7).

En el relato parabólico que hoy presentamos, el dueño de la casa se marcha y distribuye todos sus bienes y labores a sus criados, resuena un único imperativo: velad (13,33); estad en vela (13,35.37); que cuando llegue no nos encuentre dormidos (13,36). Lo cual, se hace extensivo a todos nosotros y a los cristianos de todos los tiempos: “¡Estad en vela!” (13,37). Jesús está viniendo continuamente.

Pero, ¿qué significa permanecer vigilantes? ¿qué significa estar en vela? Vigilar y estar en vela es dar testimonio de Jesús para que el evangelio llegue a todos los confines de la tierra; vigilar y estar en vela es hacer posible el mensaje de las bienaventuranzas en nuestro mundo, es llevar la alegría de la Palabra a toda raza, pueblo o nación. Nuestro objetivo está bien claro: “predicar el evangelio a toda criatura” (16,15); hacer posible el Reino en la Tierra. Mientras llega en plenitud sólo nos queda estar vigilantes e invocar diciendo: ¡Ven, Señor, Jesús!

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?

  • ¿Cómo resuena en tí la invitación a la vigilancia?

  • ¿En qué ocasiones, crees tú que te encuentras dormido?

  • ¿Cómo vives a la espera del Señor que viene?

  • ¿Qué acciones concretas llevas a cabo para hacer posible el Reino a tu alrededor?

VIDA – ORACIÓN

  • Alabamos a Dios Padre por habernos dado a Jesús y su Palabra.

  • Invocamos al Espíritu para derrame sobre nosotros su gracia y su fuerza para que podamos permanecer en vigilancia.

  • Damos gracias a Jesucristo por estar viniendo continuamente a nuestras vidas.