Nuestro Padre Dios te está buscando. Lectio Divina Domingo XXIV del Tiempo Ordinario – Ciclo C

VERDAD – LECTURA

Evangelio Lc 15,1-32

En la lectura evangélica que la liturgia nos ofrece hoy, nos encontramos con tres parábolas: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo perdido; precedidas de una introducción que nos pone en contexto respecto de las mismas.

A Jesús se le acercaban muchos pecadores para escucharlo, me imagino que alguno de ellos se convertiría y cambiaría de vida. Los escribas y fariseos, que eran quienes cumplían escrupulosamente los mandamientos y la ley de Dios, o al menos eso pensaban ellos, observaban aquello, se escandalizaban y murmuraban acerca de Jesús: «Este acoge a los pecadores y come con ellos».

Por supuesto, que la imagen de Dios que tienen estos dos grupos, fariseos y escribas por un lado y pecadores por otro, es muy distinta. Y por supuesto que, la imagen que Jesús tiene del Padre es totalmente diversa a la de ellos. Los escribas y fariseos creían en un Dios justiciero, que castiga nuestros pecados hasta la cuarta generación y al que hay que ofrecer sacrificios de expiación para que nos perdone. La imagen de los pecadores, posiblemente, era la de un Dios permisivo, que lo permite todo, que no le importa nada, que nos deja hacer lo que nos da la gana. Sin embargo, la imagen que nos ofrece Jesús en estas tres parábolas es bien distinta: un Padre que está atento a las necesidades de sus hijos, que cuida de ellos, que es capaz de salir a buscarlos cuando se extravían, que los espera ansioso para darles un abrazo cuando se marchan lejos, un Dios cercano, amigo, que siempre busca nuestra conversión. Un Dios que busca al hombre no para que le tema, sino para que lo ame. Y al amarlo de verdad y al sentirse amado por Dios, será cuando el ser humano sea incapaz de alejarse de Dios. Eso es lo que quiere ofrecernos Jesús, un Padre que nos ama y que lo único que nos pide es nuestro amor, porque desde el amor será más fácil no pecar.

Intenta, querido lector, entrar en el meollo de cada una de las parábolas. No son simples historias edificantes. A partir de ellas, y de su sencillez, podemos descubrir el amor que Dios nos tiene y el comportamiento que nosotros debemos tener con nuestros hermanos, como seguidores de Jesús.

Estas historias pueden sorprendernos: ¡un pastor que deja noventa y nueve ovejas por ir a buscar a una! ¡un padre que al marcharse su hijo de casa y derrochar su fortuna lo acoge como si nada hubiera pasado! ¡una mujer que es capaz de poner patas arriba su casa para encontrar una simple moneda! Pero es que Dios es así de sorprendente: Se alegra inmensamente, y con Él los ángeles del cielo, por un solo pecador que se convierta, que cambie de vida. Y para eso Dios no se cansará nunca de buscarnos y de esperarnos.

Querido amigo, querida amiga, si estás cerca de Jesús intenta no alejarte y disfruta de su compañía y de su amor. Si te has alejado un poco, recuerda que él ha salido a buscarte y te está esperando, sal a su encuentro, arrepiéntete de tus pecados, intenta cambiar de vida y ponte en camino para seguir a Jesús. En un caso como en el otro, nos encontraremos con la bondad, la misericordia y el amor de Dios que ama a todos y a cada uno de sus hijos incondicionalmente. Déjate inundar por ese amor.

Que en este camino de búsqueda y encuentro, María la Madre Buena te acompañe siempre.

CAMINO – MEDITACIÓN

• ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?

• ¿Te acercas con frecuencia a la Palabra de Dios para encontrarte con Jesús? ¿Te acercas a la eucaristía con asiduidad?

• Tu relación con Dios, ¿En qué está basada? ¿En el temor? ¿En la permisividad? ¿En el servilismo? ¿O en el amor incondicional?

• ¿Qué crees que tienen en común las tres parábolas?

• ¿Te ocurre a ti como a los ángeles del cielo, que te alegras cuando ves que tu hermano se convierte?

• Si te has alejado de Jesús, ¿qué vas a hacer para salir a su encuentro?

VIDA – ORACIÓN

Hoy para responder con la oración a la Palabra de Dios, te invito a hacerlo con una canción de Kairoi: Oración del pobre.

Vengo ante Ti, mi Señor,

reconociendo mi culpa.

Con la fe puesta en tu amor,

que Tú me das como a un hijo.

Te abro mi corazón

y te ofrezco mi miseria,

despojado de mis cosas

quiero llenarme de ti.

Que tu Espíritu, Señor,

abrase todo mi ser.

Hazme dócil a tu voz,

transforma mi vida entera,

hazme dócil a tu voz,

transforma mi vida entera.

Puesto en tus manos, Señor,

siento que soy pobre y débil,

mas Tú me quieres así,

yo te bendigo y te alabo.

Padre, en mi debilidad

Tú me das la fortaleza.

Amas al hombre sencillo,

le das tu Paz y Perdón.

Si quieres puedes encontrarla aquí: https://www.youtube.com/watch?v=teZGmdEpTfs

HUMILDAD: RECONOCE TUS LÍMITES Y SERÁS FUERTE Lectio Divina Domingo XXII del Tiempo Ordinario – Ciclo C

VERDAD – LECTURA

Evangelio Lc 14,1.7-14

Nos encontramos junto a Jesús en Jerusalén. Es sábado. Uno de los principales fariseos lo invita a comer. Y los fariseos, ya están al acecho para ver si podía pillarlo en algún renuncio y poder acusarlo ante las autoridades.

Para poder comprender mejor este pasaje, es necesario caer en la cuenta que del versículo 1, la lectura que nos ofrece el leccionario salta al versículo siete. Entre medias, nos encontramos con la curación de un hombre hidrópico (Acumulación anormal de líquido en alguna cavidad o tejido del cuerpo). Y la consiguiente discusión con los fariseos a causa de esta curación, porque la había practicado en sábado. La celebración del sábado no puede reducirse únicamente a la observancia externa del descanso, de la conmemoración, de la asistencia al culto de la sinagoga; la celebración del sábado no puede reducirse al mero cumplimiento. El sábado está siempre a favor del ser humano. ¿Qué está permitido hacer en sábado? ¿Salvar a la persona o cumplir con la obligación?

Recordemos que algunos enfermos, en tiempos de Jesús, están excluidos de la comunidad. Para los fariseos la comunidad “salvada” está formada por todos aquellos que cumplen escrupulosamente la ley y por tanto son bendecido por Dios. Para Jesús nadie está excluido de la comunidad de salvados, todos somos invitados a su banquete. Todos sin distinción. Somos nosotros mismos los que nos excluimos del banquete al rechazar la invitación o al no tener las actitudes adecuadas para participar en dicho banquete.

Una de estas actitudes es la humildad. Jesús, un gran observador, se da cuenta de que conforme van entrado los convidados van escogiendo los primeros puestos. Ello le da pie para contarles una parábola en la que precisamente se nos habla acerca de esta actitud.

Humildad etimológicamente deriva de la palabra latina humus (tierra). Tiene que ver con tener los pies en la tierra; tiene que ver con reconocer nuestras habilidades y nuestras limitaciones. Conocer estas cualidades nos alejará de la soberbia y de la arrogancia. Nos alejará de los primeros puestos, porque nos daremos cuenta de que el otro tiene la misma dignidad, sea director general o portero. Dios no nos ha hecho superiores a nadie. La salvación no se alcanza por nuestros méritos, por el puesto que ocupemos, o por el prestigio que tengamos. La salvación es pura gracia, es gratuita, es un regalo de Dios. Ante el cual todos somos iguales y a todos nos ama de manera incondicional.

Desde la humildad podemos reconocernos como seres limitados, incapaces, débiles, con muchas potencialidades, por supuesto, pero necesitados ante Dios y ante los hermanos. Esto hará que podamos mirar al otro no como un inferior sino como un igual; esto hará que no nos sintamos inferiores ante el otro porque, delante de Dios, tenemos la misma dignidad. Y tanto uno como otro tenemos nuestras fortalezas y nuestras debilidades.

Así que desde esta perspectiva es innecesario, es inútil, es ridículo buscar los primeros puestos.

Aquel que reconoce su fragilidad, sus limitaciones, sus debilidades podrá invitar a cualquiera a su banquete, nadie estará excluido del mismo; y si esto lo hace desde la gratuidad no esperará que el otro le invite o que el otro le pague.

CAMINO – MEDITACIÓN

• ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?

• Volvemos a algún interrogante del texto, aunque actualizándolo a nuestra realidad actual: ¿Qué está permitido hacer en domingo? ¿Salvar a una persona o cumplir con una obligación?

• ¿Cómo vives la celebración eucarística del domingo? ¿Cómo una obligación, cómo una imposición, como un regalo de Dios, como una necesidad?

• ¿A quién o a quienes excluyes de tu vida? ¿Crees que eso es coherente con tu vida cristiana?

• Jesús nos invita a vivir la actitud de la humildad. Teniendo en cuenta su significado etimológico, ¿eres consciente de tus fortalezas y debilidades? ¿De tus habilidades y limitaciones? ¿Te sientes necesitado ante Dios y ante los demás?

• ¿Tratas a todos y cada uno de tus hermanos como iguales?

VIDA – ORACIÓN

Te doy gracias y te alabo Padre, por el obsequio de la Salvación, que nos regalas a todos y cada uno de tus hijos gratuitamente.

Señor, Jesús, te ofrezco mis debilidades, mis limitaciones, mis incapacidades, transfórmalas en tus fortalezas, pues con San Pablo te digo: en mi debilidad te haces fuerte.

Espíritu Santo que tu gracia me acompañe siempre para ir transformándome según mi modelo Jesucristo.

Minientrada

VERDAD – LECTURA

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: “Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir”. Les preguntó: “¿Qué queréis que haga por vosotros?”. Contestaron: “Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Jesús replicó: “No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?”. Contestaron: “Lo somos”. Jesús les dijo: “El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado”. Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: “Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos.
¿Qué significa ser discípulo de Jesús? ¿En qué consiste el camino del discipulado? ¿Cómo debemos comportando cuando tenemos un puesto relevante? El evangelio de hoy es claro: tener el primer puesto consiste en servir a los demás, ha de ser entendido como servicio a los demás, incluso hasta dar la propia vida, lo mismo que hizo Jesús.
A pesar de la claridad de Jesús con respecto a su misión en la tierra: padecer, morir y resucitar al tercer día, los discípulos siguen pensando en el poder, en el primer puesto, en que les sirvan en lugar de servir; aunque no sea aquí en la tierra.
Ante aquella propuesta, de los apóstoles, Jesús les pregunta: “¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con el que yo me voy a bautizar?”. Porque en eso consiste precisamente el seguimiento de Jesús beber su mismo cáliz y bautizarse con su mismo bautismo. El cáliz que en el caso de Jesús trae la salvación a pesar de su pasión y muerte, porque al tercer día resucitará; un cáliz que Jesús ha aceptado libremente, para hacer la voluntad del Padre. Pero, ¿están Santiago y Juan a asumir y vivir eso mismo? Así será, después de la resurrección de Jesús y de la venida del Espíritu Santo. Sin embargo, Dios no hace distinciones, no tiene preferencia; cada uno tiene su puesto, el propio, el suyo, el que le está reservado desde toda la eternidad. Y lo más importante es disfrutar de él para siempre. Jesús nos muestra el camino para alcanzarlo.
Los otros diez discípulos se enfadan contra los dos hermanos. A pesar de que no tendría por qué, también ellos ambicionan los primeros puestos, también ellos quieres el poder, también ellos quieren que les sirvan. Hemos de quitarnos esta ambición de nuestra mente y de nuestro corazón. El verdadero discípulo ha de ser siervo, ha de acoger, cuidar y servir a los demás, especialmente a los más pobres, a los que nadie acoge y cuida, a los excluidos. Nuestro primer puesto no puede parecerse a lo que el mundo piensa, ni puedes actuar como actúa el poder terrenal, el que es grande en la Iglesia no puede, en ningún momento, ser opresor, orgulloso o prepotente; ha de ser líder al estilo de Jesús, animando, invitando y sirviendo a todos. Aquel de nosotros que quiera ser el primero, que quiera ser el jefe, que quiera ser el director, debe ser el servidor de todos. Claro, que es actuar contracorriente, claro que es actuar de manera diversa, claro que es ser diferente; pero ese fue y es el camino que Jesús no muestra para todos sus discípulos. Y, tengamos en cuenta que, todos nosotros tenemos nuestro propio ámbito de poder, aunque sea pequeño. Hemos de poner al servicio de los otros, nuestras capacidades, nuestros talentos, nuestros carismas. Y hacerlo de manera consciente y libre, entregando incluso, si es necesario, la propia vida; lo cual no significa literalmente tener que morir; si no dar y darse, para entregar y entregarse, para donar y donarse.
Jesús nos ha mostrado el camino, Jesús nos ha precedido, Jesús nos ha presentado su modo de vida; ahora, recorrer el camino, vivir la vida de Jesús está en nuestras manos: ¿Podremos beber el cáliz que el bebió y bautizarnos con el bautismo con el que él se bautizó?

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?
  • ¿Qué pides a Jesús en tu oración? ¿Qué camino le estás pidiendo recorrer? ¿Cuál es tu deseo más profundo?
  • ¿Qué significado tiene para ti ser discípulo de Jesús? ¿Ser cristiano es tener un buen puesto, ser el primero, poder alcanzar el prestigio, poseer un puesto de superioridad? ¿Qué significa para ti tener el primer puesto?
  • ¿Eres capaz de aceptar el primer puesto, sabiendo que éste consiste en estar al servicio de los demás?
  • Ser el primero al estilo de Jesús es acoger, cuidar y servir especialmente a los más pequeños, pobres y oprimidos, ¿eres consciente de ello? ¿Estás dispuesto asumir las consecuencias? ¿Incluso el entregar la vida libremente?

VIDA – ORACIÓN

  • Adora al Padre y glorifícale porque tiene tu puesto reservado para ti desde toda la eternidad, tu puesto propio y no el de otro.
  • Da gracias a Jesús por haberte mostrado el camino verdadero del poder y el comportamiento que ha de seguir aquel que tiene el primer puesto.
  • Pide al Espíritu que te ayude a poner al servicio de los demás tus cualidades, tus capacidades, tus talentos, tus carismas, tu vida.
  • Asume algún compromiso en favor de las personas que te rodean, especialmente hacia los más pequeños, los olvidados, los excluidos.

¿Podrás beber el cáliz que yo voy a beber? Lectio Divina Domingo XXIX del T.O. (Mc 10,35-45)

Lectio Divina Domingo XII del Tiempo Ordeinario (Mc 4,35-41)

XII-DOMINGO-DEL-TIEMPO-ORDINARIO

35 Este mismo día, al atardecer, les dice: «Crucemos a la otra orilla.» 36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. 37 En esto, se levantó una fuerte tormenta y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. 38 Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» 39 Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. 40 Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» 41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»

VERDAD – LECTURA

Este mismo día. Es decir, el mismo día en que acababa de predicar las parábolas. En las que Jesús ha expresado lo más importante de su mensaje y las características del Reino de Dios. Aquel mismo día, llegada la tarde, Jesús ordena a sus discípulos cruzar a la otra orilla. En la otra orilla se encuentra la Decápolis, la región habitada por paganos y judíos. Por lo que cabe destacar el carácter universal del mensaje de Jesús. Aquel cruzar nos recuerda, el cruzar del Mar Rojo por el pueblo de Israel para llegar a la Tierra prometida (Dt 2,7).
Todo ello ocurre al atardecer. Cuando la luz va apagándose, cuando Jesús no es totalmente luz, cuando Jesús no está totalmente presente en la vida del cristiano.
Nada más comenzar la travesía se desencadena un fuerte vendaval, que agita las olas de tal manera que incluso está a punto de inundar la barca. Lo cual, podría referirse a las fuerzas del mal que quieren impedir que el mensaje del evangelio llegue a la otra orilla.
Mientras, Jesús duerme sobre un cabezal. Algunos comentaristas, interpretan este estado, como un alusión a la muerte de Jesús, lo cual supondrá una gran prueba para los discípulos; y su despertar, la resurrección. Por lo que el mensaje adquiere un significado pleno, en el sentido que sólo después de la resurrección de Jesús será cuando el mensaje del evangelio alcance a las regiones paganas.
Ante el terror que están sintiendo, los discípulos despiertan a Jesús. Éste increpa al viento y el mar se calma. Los discípulos quedan estupefactos y se preguntan: ¿Quién es éste? ¿Quién es Jesús?. La pregunta que subyace y está presente en todo el relato evangélico de Marcos. Jesús tiene el poder supremo sobre las fuerzas del mal, algo que sólo posee Dios.
Jesús reprocha a sus discípulos su poca fe. Si Jesús está con ellos no tienen nada que temer.
A partir de este momento, en el evangelio de Marcos, el mensaje y el proyecto de Jesús, ambos grupos, paganos y judíos estarán presentes. Y el evangelistas nos relatará las vicisitudes que vayan acaeciendo a los dos grupos.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué versículo, frase, palabra de este pasaje te llama especialmente la atención? ¿Cuál te toca, de alguna manera el corazón? ¿Qué querrá Dios decirte con ello en este momento concreto de tu vida?
  • Jesús a nosotros, también, nos ordena cruzar a la otra orilla, ¿qué significado tiene esto para ti? ¿Estás dispuesto/a a cruzar?
  • ¿De qué manera está presente Jesús en mi vida de cristiano?
  • También en nuestra vida se producen fuertes vendavales, borrascas y tormentas. ¿Cómo los afronto? ¿Desde el miedo paralizante que no me deja actuar? ¿Desde la confianza en Jesús? ¿Me desespero? ¿Llamo a Jesús?
  • ¿Tengo la firme convicción de que si Jesús está conmigo no tengo nada que temer?
  • ¿Quién es éste? ¿Quién es Jesús en este pasaje? ¿Quién es Jesús en mi vida? ¿Quién es Jesús para mí?

VIDA – ORACIÓN

¡Señor, queremos buscarte como el rayo de sol en medio de las nubes,
como la calma después de la tempestad,
como el abrazo de paz después del conflicto,
como la alegría de vivir a pesar de las preocupaciones!

¡Ayúdanos a buscarte en nuestra actividad diaria,
a mirar tu rostro de amor y esperanza
pese a los problemas que tantas veces nos desaniman!
Padre, ¡abre nuestro corazón a la confianza
ene la nueva vida que nos da tu hijo Jesucristo!

Muchos de nosotros tenemos la sensación de que estos días
finalizamos un ciclo de nuestro camino por la vida en la tierra,
ya sea el curso escolar o simplemente los meses de una temporada.

¡Haz que nuestro balance no sea
ni una lamentación ni un triunfalismo excesivo,
sino que signifique que en nosotros una nueva oportunidad!

Buen Jesús, ¡ayúdanos a buscarte también en el descanso,
a comprender y escuchar a las personas que se dirigen a nosotros
aunque no estemos de acuerdo con ella en muchos casos!

En el mes de junio, dedicado a tu Sagrado Corazón,
queremos darte gracias por los brazo abiertos
con que siempre nos recibes
y por la disposición permanente a perdonar nuestra ofensas.

¡Pon tus manos, Señor, sobre todos los que nos hemos reunido hoy!
¡Envíanos a hablar de ti al mundo! ¡Quítanos el miedo! Amén.

(Ignasi Miranda, Oraciones de tú a tú)

Lectio Divina del Domingo Solemnidad del Stmo. Cuerpo y Sangre de Cristo (Mc 14,12-16.22-26)

VERDAD – LECTURA 20110508

12El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”. 13Él envió a dos discípulos diciéndoles: “Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo 14y, en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?. 15Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena”. 16Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. 22Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. 23Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se lo dio, y todos bebieron. 24Y les dijo: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. 25Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios”. 26Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

El pasaje evangélico de hoy podemos dividirlo en dos partes: comienza con la preparación de la cena de Pascua (14,12-169 y continúa con la institución de la eucaristía (14,22-26).

La primera parte del relato, no deja de ser un tanto enigmático. ¿Se había puesto Jesús de acuerdo con el dueño de la casa? ¿Qué pinta el hombre del cántaro?

Intentemos, al menos, profundizar un poco más en esta primera parte. El relato comienza el primer día de los Ázimos, es decir, el día de la víspera de la Pascua, el día en el que se sacrifica el cordero pascual. Los discípulos interrogan a Jesús acerca del lugar en el que van a celebrar la Pascua, aunque ninguna de las acciones realizada en esta celebración de los discípulos con Jesús, indica una cena pascual. Jesús celebrará su propia cena pascual, no la cena pascual de los judíos. Sin poner en duda, el hecho histórico, nos encontramos con una interpretación teológica por parte de Marcos. El hombre del cántaro representa a Juan el Bautista, el cual invitaba a todos aquellos que se acercaban a él a la conversión. Los discípulos continúan pensado en en la pascua judía. Con la referencia al hombre del cántaro, Jesús les está invitando a esa conversión de la que hablaba Juan. Les está invitando a cambiar su mentalidad con respecto a la celebración de la Pascua.

El instalarse en el piso superior hace alusión a la nueva alianza. El texto griego dice mi sala (kataluma mou). Los discípulos son los que tienen que preparar todo lo necesario. Los discípulos han de preparar la nueva alianza que Jesús va a establecer con toda la humanidad. La celebración de la nueva pascua debe ser preparada, no puede improvisarse.

En la segunda parte del texto, esta cena pascual preparada por los discípulos y que Jesús celebrará con ellos no tiene las características de la cena pascual judía. Es verdad que aparecen el pan y la copa. Pero estos elementos son comunes en cualquier celebración judía. Jesús celebra su propia cena pascual, es la cena d

e despedida de Jesús. Únicamente encontramos elementos imprescindibles en esta cena: el pan y el vino. Los cuales serán también los elementos imprescindibles de la celebración eucarística.

Analicemos un poco mejor las fórmulas de bendición. Jesús comienza bendiciendo el pan, la cual hunde su raíces en la tradición de Israel. La bendición para ellos era una especie de nueva creación. La bendición realizada por Jesús también, supondrá una nueva creación. El pan se convertirá en el cuerpo de Cristo.

A continuación, Jesús parte el pan. Un pan que es él mismo. Jesús mismo es el que se parte. Jesús mismo se entrega como alimento para todos, Jesús se convierte en alimento para todos.

Jesús se parte para darse. Y para

darse en abundancia.

Tomar el cuerpo de Cristo es recibirle a él en toda su realidad, en toda su persona, en todo su ser. Al tomare su cuerpo entramos en comunión con él.

Luego, Jesús, no bendice, sino que da gracias por la copa, propiamente lo que hacían las comunidades paganas, por lo que

la eucaristía queda abierta a todos los pueblos.

Una vez, que han bebido, Jesú

s explica el significado de este acto. El vino es la sangre de Jesús que se derrama por todos. Es la sangre de la Alianza, de la Nueva Alianza que sellará Jesús con su pasión, muerte y resurrección.

La Pascua de Jesús, la Cena d

el Señor, la Eucaristía es celebración comunitaria, consumada para crear comunión entre los hermanos.

Bajo los signos del pan y el vino en cada eucaristía se actualiza y se hace presente el único sacrificio de Cristo. Se hace presente la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

“Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos” (Mc 14,26). Comenzará el triunfo de Jesús, que se manifiesta e

n el monte y que culminará en la resurrección.
CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
  • Al igual que a los discípulos, Jesús envía a cada uno de nosotros preparar la cena pascual ¿cómo me preparo para celebrar la eucaristía? ¿cómo preparo dicha celebración eucarística?
  • A partir de la lectura de este texto del evangelio y en el contexto de la solemnidad que celebramos ¿Qué significado tiene para mí la celebración de la eucaristía? ¿y la adoración eucarística?
  • ¿Soy consciente de la novedad que supone la celebración de la eucaristía?
  • ¿Caigo en la cuenta del significado de la eucaristía como actualización de la pasión, muerte y resurrección de Jesús? ¿La vivo no únicamente como un traer a memoria, sino como recuerdo (pasar por el corazón) el acontecimiento de la pasión, muerte y resurrección?
  • ¿Qué sentimientos se despiertan en mí al acoger la eucaristía como celebración comunitaria que crea comunión entre los hermanos?

VIDA – ORACIÓN

Que la lengua humana

cante este misterio:
la preciosa sangre y el precioso cuerpo.
Quien nació de Virgen Rey del universo,
por salvar al mundo dio su sangre en precio.
Se entregó a nosotros, se nos dio naciendo
de una casta Virgen; y, acabado el tiempo,
tras haber sembrado la palabra al pue

blo,
coronó su obra con prodigio excelso.
Fue en la última cena -ágape fraterno-,
tras comer la Pascua según mandamiento
con sus propias manos repartió su cuerpo,
lo entregó a los Doce para su alimento.
La Palabra es carne y hace carne y cuerpo
con palabra suya lo que fue pan nuestro
Hace sangre el vino, y, aunq

ue no entendemos,
basta fe, si existe corazón sincero.
Adorad postrados este Sacramento.
Cesa el viejo rito; se establece el nuevo.
Dudan los sentidos y el entendimiento:
que la fe lo supla con asentimiento.
Himnos de alabanza, bendición y obsequio;
por igual la gloria y el poder y el reino
al eterno Padre con el Hijo eterno
y el divino Espíritu que procede de ellos. Amén.

Lectio Divina Solemnidad de la Santísima Trinidad (Mt 28,16-20)

VERDAD – LECTURA

16Los once discípulos fueron a Galilea, al monte que Jesús les había señalado, 17y al verlo lo adoraron. Algunos dudaban.18Jesús se acercó y les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19Id, pues, y haced discípulos míos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»

Hoy celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad y la liturgia nos ofrece para nuestra consideración el final del evangelio de Mateo. En el cual Jesucristo envía a sus discípulos a la misión, prometiéndoles que estará con ellos para siempre.

En un primer momento, vemos como los discípulos se dirigen a Galilea, según el mandato dado por Jesús Resucitado a las mujeres (Mt 28,10). El encuentro de Jesús con el nuevo Pueblo nacido de la Pascua, con la Iglesia, no es en Jerusalén, la ciudad santa, sino la Galilea de los gentiles (Mt 4,15), tierra de paganos. La Iglesia ya no puede circunscribirse únicamente a una nación; la Iglesia ha de ser universal, católica, ha de abrirse a todos los pueblos.

Al verlo lo adoran, pero algunos de ellos dudan, es difícil para la mente humana aceptar la Resurrección. Lo cual implica aceptar la realidad de una vida nueva, una vida que les puede llevar a que sus propios hermanos de raza, los judíos, les rechacen; una nueva realidad en la que tienen que abrirse a la universalidad a todos los pueblos. A partir de este momento su misión no queda encerrada únicamente en el anuncio al Pueblo de Israel, su misión es llevar la Buena Noticia todos los pueblos de la tierra.

Jesús ha recibido todo poder en el cielo y en la tierra (Mt 28,18). Un poder que viene caracterizado, no por el mesianismo político, poderoso, opresor y glorioso, sino por el servicio, la donación gratuita de su amor y la cercanía a todos los seres humanos. La Resurrección ha estrechado estos vínculos de unión con la humanidad y Jesús estará presente para siempre.

Él les confía el anuncio de la Buena Noticia, el anuncio de la Salvación plena para todos los pueblos, dándoles el poder de enseñar lo que él mismo ha enseñado en su paso por la tierra. Pero además, les manda bautizar a todos con la fórmula trinitaria: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Nos encontramos aquí, como desde los primeros tiempos de la Iglesia ya existía esta aceptación y esta fe en la Santísima Trinidad. La conversión y la adhesión a Jesucristo, el pórtico de entrada en la Iglesia como nueva criatura, es sellada con el bautismo.

Para cumplir esta misión es imprescindible conocer la enseñanza de Jesús y además ponerla por obra. Ese será el signo distintivo de los discípulos, no sólo enseñan una doctrina, sino que viven las mismas actitudes vitales que su Maestro, dentro de una comunidad abierta a todos los pueblos y encarnada en la realidad social de su entorno.

Ahora bien, la misión no sólo debe limitarse a enseñar y a vivir las enseñanzas del Maestro; la misión tiene un objetivo claro: haced discípulos míos a todos los pueblos (Mt 28,19). Los discípulos han de conquistar a otras personas y esto únicamente es posible con el testimonio de vida. Y aquellos que acojan ese testimonio no deben limitarse únicamente a escuchar la Buena Noticia y seguir ha Jesús; han de implicarse con el modo de vida de Jesús, pobre, obediente, abierto siempre a los demás y dispuesto a llevar a cabo la voluntad del Padre; han de implicarse en su obra y misión, en entrar en una relación estrecha con el Padre, el Hijo y el Espíritu; han de implicarse en la realización del Reino. Misión siempre nueva y actual que se extiende en el espacio y en el tiempo, hasta que el Reino de Dios sea una realidad presente en todo el mundo, con la confianza de que Jesús no nos abandona, sino que está con nosotros siempre y para siempre.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
  • ¿Busco poder encontrarme con Jesús que sale a mi encuentro a cada instante? ¿Cuál es mi Galilea, mi lugar de encuentro con Jesús Resucitado? ¿Acudo con frecuencia a este lugar?
  • ¿Estoy abierto/a a salir al encuentro de todas las personas, sin importarme su condición social, económica, raza, nacionalidad… para llevarle la Buena Noticia del Reino?
  • ¿Acepto el poder de Jesucristo como servicio, donación de mi mismo/a y amor incondicional por toda la humanidad?
  • ¿Cómo es mi relación con la Santísima Trinidad? Jesús no me pide entender este Misterio, sino acogerlo ¿qué significado tiene esto para mi?
  • ¿Me preocupo por conocer a la persona de Jesús y poner en práctica sus enseñanzas y, sobre todo, su actitudes vitales, su modo de vida?
  • ¿De qué manera llevo a cabo, en mi vida cotidiana, la misión que Jesús me ha encomendado de hacer discípulos suyos a todos los pueblos?

VIDA – ORACIÓN

  • Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres Personas y un sólo Dios, os adoro en el Misterio de la Santísima Trinidad.
  • Padre, Hijo y Espíritu Santo os alabo por haberme revelado este Misterio incomprensible para mi entendimiento, pero vislumbrado por mi corazón.
  • Padre gracias por el gran Amor que nos profesas a todos los hombre y mujeres sin distinción de razas, credo, nación o estamento social. Señor, Jesucristo, gracias, por tus enseñanzas y por tu modo de vivir que me abre a todos mis hermanos. Espíritu Santo, gracias por tus dones que me ayudan a ser testigo de la Trinidad y a sentir que estáis presentes en mi vida diaria.
  • Padre, Hijo y Espíritu Santo, ayudadme a llevar a cabo la misión de hacer discípulos de Jesús a todos los pueblos.

Lectio Divina IV domingo de Pascua (Jn 10,11-18)

VERDAD – LECTURA jesus-el-buen-pastor

Hoy, IV domingo de pascua, celebramos el domingo del Buen Pastor y la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Día especialmente indicado para orar por las distintas vocaciones dentro de la Iglesia y también para que los llamados, que somos todos dentro de la Iglesia, pues todos hemos recibido una misión dentro de ella, reflexionemos sobre nuestra vida y cómo hemos acogido y llevado a cabo la llamada de Dios. Estamos celebrando el Año de la Vida Consagrada, por lo que es también una ocasión única para orar y promover dicha vocación.
El evangelio de hoy nos muestra la figura del Buen Pastor, referente y modelo para todos los llamados; cuya característica principal es la de dar su vida por los suyos, y los suyos son toda la humanidad. Para poder dar la vida por los demás es imprescindible tener amor. Un amor incondicional y sin esperar nada a cambio. Un amor capaz de dar no sólo la vida cuando la ocasión lo requiera, pues esta circunstancia es posible que nunca se de, si no a uno mismo en el día a día. Pero, además, Jesús viene a darnos la vida en plenitud.
En contraposición con el Buen Pastor aparece la figura del asalariado. El cual se ocupa del rebaño por interés, por dinero, por lo que en caso de peligro abandonará el rebaño.
Una segunda característica del Buen Pastor es que conoce personalmente a cada una de las ovejas del rebaño, las llama por su nombre. Pero, también las ovejas conocen al pastor, por lo que entre ambos se establece una relación de conocimiento experiencial. Las ovejas han experimentado la relación con el pastor. Este es el conocimiento que nosotros debemos tener de Jesús nuestro Buen Pastor. Esta relación es la misma que se establece entre el Padre y el Hijo. Una relación fundamentada en el amor. Un amor que Jesús quiere hacer llegar a toda la humanidad. Pues toda la humanidad es destinataria del amor del Padre y del de Jesús.
Una tercera característica del Buen Pastor es que nadie arrebata la vida a Jesús, sino que la entrega voluntariamente, por eso la recobrará. Al igual que Jesús, aquel que entregue su vida por amor, la recobrará, pues el amor es fuerza vital que engendra vida, vida en abundancia y vida en plenitud.

CAMINO – MEDITACIÓN

• ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
• ¿Sientes a Jesús como tu Buen Pastor? ¿Estás atento/a a su voz? ¿a su Palabra?
• Y tú ¿eres buen pastor para los demás? ¿estás dispuesto/a a asumir en tu propia vida las actitudes vitales de Jesús y vivirlas en tu vida cotidiana?
• ¿Qué tipo de amor es el que sientes por las personas que te rodean? ¿Por la humanidad?
• ¿Serías capaz de entregar tu vida por amor? Y no me refiero a circunstancias excepcionales, ¿sería capaz de dar la vida poco a poco día a día?
• ¿Cómo es tu conocimiento de Jesús? ¿Lo conozces únicamente de oídas? ¿Has experimentado una relación verdadera con Jesús? ¿Has experimentado al Dios de la vida? ¿A Jesús Vida para tí y para toda la humanidad?
• ¿Cómo transmites ese amor de Dios incondicional a los demás?

VIDA – ORACIÓN

• Alaba a Dios por el regalo del amor incondicional que nos tiene a todos sin esperar nada a cambio
• Da gracias a Jesús por pertenecer a su rebaño, porque te ama hasta dar la vida por ti, por permitir que le puedas experimentar en el día a día.
• Al igual que Jesús, ofrece tu vida al Padre, nadie te la arrebata, la entregas por amor y el amor hará que la recobres.
• Pide a Dios Padre el don del Espíritu, que te haga acoger su amor infinito y saberlo transmitir a todos aquellos con los que puedas encontrarte en el camino de la vida.
• Comprométete a ser portador de Amor en el mundo que te rodea.

El sepulcro vacío – Lectio Divina Domingo de Pascua (Jn 20,1-10)

VERDAD – LECTURA Sepulcro-de-Jesús-610x225

¿Dónde está? No está aquí. Se lo han llevado. No sabemos donde lo han puesto. El caso es que el sepulcro está vacío. Así es. El primer día de la semana, hoy, muy temprano. Entre luces y tinieblas. No ha amanecido totalmente. Se va abriendo paso la Luz, la Vida. Aunque nosotros no seamos capaces de percibirla; tal y como le ocurría a María Magdalena. ¿A qué iba ella al sepulcro? A llorar por la muerte del Maestro, a encontrarse con la tristeza, la resignación, el dolor por la perdida del Esposo. También nosotros buscamos como Iglesia, como comunidad, como creyentes al Esposo, a Jesús, al Salvador, a aquel que puede traernos la felicidad plena. Pero, ¿Dónde? ¿Cuándo le buscamos? ¿En las tinieblas? ¿Simplemente para llorar el sufrimiento, el dolor, la culpa? ¿Seguimos creyendo que la muerte ha triunfado? Pues, sabed que el sepulcro está vacío, que la losa está quitada (20,1). Que la piedra que cerraba las puertas de la vida ha sido desplazada. Ante ese corrimiento de la piedra, de nuestras propias piedras, ¿Cuál es nuestra reacción? La de María Magdalena está clara: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Han profanado la tumba de Jesús! ¡Se han llevado su cadáver! Ya ha hecho su propia interpretación del acontecimiento. Sigue pensando en parámetros de muerte. El caso es que, sólo sabemos, por ahora, que la piedra está movida.
¿Qué dice esta loca? ¿Qué han movido la piedra del sepulcro? Hay que ir allí y cerciorarse. Jesús está muerto. Bastante revuelo ha suscitado en vida, como para que ahora, encima, después de muerto, sigamos teniendo problemas. Pedro y el discípulo al que Jesús tanto amaba, corren hacia el huerto en el que estaba excavado al sepulcro. El huerto (el jardín) lugar de vida y de encuentro con Dios. Allí es donde se encuentra la tumba de Jesús. Pero nadie ha ciado en la cuenta. Corren para ver si pueden averiguar quién se ha movido la piedra.
El discípulo incluso se adelanta a Pedro. Y se encuentra efectivamente con que la losa está quitada. Se asoma y ve como los lienzos no cubren a Jesús. Están colocados. Como cuando el amado espera a su amada en el lecho nupcial. Sin embargo, no cae en la cuenta. Ha visto las señales de la vida, de la resurrección, pero no lo ha llegado a comprender. Cede el paso a Pedro. Éste entra y ve también los lienzos de la misma manera, pero además, el símbolo de la muerte que es el sudario está colocado a parte. La muerte ha sido vencida. La muerte está echada a un lado, la muerte ha sido desplazada por la Vida. Pero, Pedro se mantiene dentro de sus parámetro. Ve las señales, pero no es capaz de ir más allá. El discípulo, sin embargo, vio y creyó. El amor ante el menor signo, ya cree, confía, espera.
Ante un mismo hecho dos actitudes totalmente distintas. Pero así es el ser humano. La verdad es que aquel acontecimiento les debió dejar impactados. Cada uno vuelve a su casa. Lo que ocurre que no vuelven de la misma manera. Pedro vuelve igual que antes; impactado, si; sorprendido, sí; lleno de interrogantes. Sin embargo, el discípulo al que Jesús amaba y es de suponer que él amaba a Jesús, ese vuelve transformado, vuelve cambiado, vuelve diferente: CREYÓ.
¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUYA!

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
  • ¿Busco a Jesús en mi vida? ¿Quiero salir a su encuentro? ¿Deseo ardientemente encontrarme con él?
    Jesús va ofreciéndome signos, señales, itinerarios para poder ir ha su encuentro; al percibirlos ¿qué hago?
  • En ocasiones las señales son evidentemente claras, son inequívocas ¿Cuál es, entonces, mi actitud? ¿Me marcho con cara de vinagre, pensando que el Dios de Jesús es muy complicado y vete a saber lo que es aquello? ¿Acojo esas señales y continuo mi búsqueda con esperanza, con fe, con amor?
  • ¿Qué significa para mí que Jesús ha resucitado?

VIDA – ORACIÓN

  • Te invito a meterte en la escena, como si fueras un personaje más. Conviértete en María Magdalena, reproduce la narración metiéndote en la piel de este personaje, revive el acontecimiento desde el punto de vista de ella ¿Qué sientes? ¿Qué emociones, qué actitudes se despiertan en ti? Haz lo mismo con el personaje de Pedro y del Discípulo al que Jesús ama… Alaba a Dios por permitirte recordar, conmemorar, revivir este acontecimiento.
  • Da gracias a Dios por el regalo de la Resurrección de su Hijo, por el don de tu propia resurrección, por ser un Dios de vivos y no de muertos.
  • Ofrécete para se testigo de la Resurrección de Jesús, para propagar a los cuatro vientos que Jesús está vivo.
  • Pide que el Espíritu Santo ilumine tu camino, te conduzca por senda llana y te muestre los signos de la Vida, para poder anunciar la Vida a todos los que salen a tu encuentro.

¡¡¡ FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN !!!

Para vivir hay que morir – Lectio divina del V domingo de Cuaresma (Jn 12,20-33)

VERDAD – LECTURA johncrossLR

Un grupo de prosélitos o temerosos de Dios, que era como llamaban a los no judíos simpatizantes de la religión hebrea, que habían acogido el monoteísmo y practicaban algunos de sus ritos, venidos a Jerusalén para celebrar la Pascua, se dirigieron a Felipe con la intención de encontrarse con Jesús. Aquél a su vez se lo comunica Andrés. Es significativo que ambos apóstoles llevan nombres griegos. Y además que ambos representen dos corrientes dentro de la comunidad de Jesús. Andrés era discípulo de Juan el Bautista, corriente más cercana al judaísmo, Felipe, que fue llamado directamente por Jesús, más afín a los griegos. El deseo de estos griegos es el que motiva a Jesús a pronunciar el discurso que sigue, en el que Jesús explica la necesidad de su pasión y muerte para atraer a todos hacia él (12,32).
Jesús comienza dicho discurso, en el que se nos anuncia que ha llegado la hora de su glorificación (12,23), con un expresión cargada de significado, «en verdad, en verdad os digo» (12,24), que es como decir os aseguro, que si el grano de trigo no muere no da fruto (cf. 12,24b). Es decir que para dar vida es necesario morir, es necesario entregarse, es necesario desaparecer. De esa forma la nueva vida que renace es vida eterna.
Pero la muerte no tiene la última palabra. Jesús acepta su pasión y muerte, sin embargo, pide al Padre su glorificación (12,28). La respuesta del Padre es inmediata: Le he glorificado y lo volveré a glorificar (12,28). De esta manera se ha manifestado la gloria de Dios que sus discípulos han contemplado.
Al ser crucificado Jesús, este asumirá en sí mismo todas las dolencias, las heridas, las frustraciones e imperfecciones de la humanidad, incluso la muerte. Y después en la Resurrección y en la Ascensión lo recapitulará, se sintetizará, se asumirá todo en él.
Con su glorificación nos traerá a todos la salvación para toda la humanidad. Ya ni la muerte, ni el pecado tienen carta de ciudadanía. El amor ha sido quien ha vencido. Y será el amor el que atraiga muchos a Jesús.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado especialmente el corazón? ¿Qué sentimientos ha suscitado en ti? ¿Qué quiere decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Los griegos quieren ver a Jesús. ¿Y tu corazón arde en deseos de encontrarte con el Maestro Divino?
  • Cuando alguien te pregunta por Jesús, por la Iglesia, por tu vida cristiana… ¿Das testimonio de tu encuentro con Jesús o por el contrario escaqueas el bulto?
  • ¿Qué significa para ti entregar la vida? ¿Qué significado tiene para ti la cruz?
  • ¿Estas dispuesto/a a entregar tu vida por amor, lo mismo que hizo Jesús? Lo cual, no quiere decir morir físicamente.
  • ¿De qué manera eres testigo de la pasión, muerte y resurrección de Jesús?

VERDAD – ORACIÓN

  • Adora a Jesús en el misterio de su pasión, muerte y resurrección.
  • Alaba a Dios por su infinita misericordia, por habernos librado del pecado y de la muerte.
  • Da gracias a la Santísima Trinidad por el don de la vida y por el don de ser discípulo de Jesús.
  • Pide al Espíritu Santo que derrame sobre ti la abundancia de sus dones para que puedas dar testimonio del amor de Dios delante de todos aquellos que se cruzan en tu camino.

Hacia la luz – Lectio divina del IV domingo de Cuaresma (Jn 3,14-21)

VERDAD – LECTURA

Jesús está muy por encima de cualquier otro personaje del Antiguo Testamento, por muy destacado que haya sido su protagonismo en la vida del Pueblo de Israel. ¿Por qué? Sencillamente, porque Jesús es el único que ha bajado del cielo. Nadie ha tenido un trato íntimo con el Padre, nadie ha estado junto a Él, nadie ha contemplado su rostro; nadie excepto el Hijo del Hombre, excepto Jesús, el Hijo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. A él no se le ha transmitido nada, todo lo que conoce acerca del Padre es por su experiencia propia. Él es la Palabra Encarnada del Padre. Es aquél que preexistía desde el principio, que existía desde siempre, por el que fueron hechas todas las cosas y nada se hizo sin él; la Palabra que estaba junto a Dios y era Dios (cf. Jn 1,1ss). Pues este Dios es quien tiene que ser crucificado. El Dios de Israel, el Dios creador del cielo y de la tierra, el Dios de toda la humanidad ha de sufrir la pasión y la muerte en la persona de Jesús de Nazaret. Una pasión y muerte, que según la ley de Moisés era una maldición: «si un condenado a muerte es ejecutado colgándolo de un árbol, su cadáver no podrá quedar allí durante la noche, sino que lo enterrarás el mismo día, pues el que muere colgado de un árbol es maldito de Dios, y tú no debes manchar la tierra que el Señor, tu Dios, te da en heredad.» (Dt 21,22s). Ese es el Dios cristiano, que «no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.» (Flp 2,6ss). Dios entrega a su propio Hijo a la muerte. La elevación de la serpiente de bronce en el desierto por Moisés era un anticipo de la acción sanadora de la cruz, que nos librará incluso de la muerte, otorgándonos y regalándonos la vida eterna.
Todo esto era incomprensible, era imposible, era inaudito para la mentalidad de cualquier israelita. No, no podía ser. Para comprender todas estas cosas en su verdadera naturaleza, para entender la actuación amorosa de Dios, para poder asimilar mínimamente la acción salvadora del Hijo, es necesario nacer de nuevo. Por eso, Nicodemo, prototipo, representante, símbolo del Pueblo judío, debe dejar atrás dicha mentalidad y nacer de nuevo. Debe aprender a mirar la vida con ojos nuevos, desde una perspectiva diferente, con una actitud totalmente nueva. Debe aprender a mirar con los «ojos de la Luz». Entonces se dará cuenta que Dios no es un juez, que Jesús no ha venido para hacer cumplir la Ley, sino para darle su sentido pleno. Que hemos de comenzar a amar la Luz, a hacernos uno con ella, a obrar la verdad para ir hacia la luz y se ponga de manifiesto que la obras que hacemos, están hechas según Dios.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado especialmente el corazón? ¿Qué sentimientos ha suscitado en ti? ¿Qué quiere decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Cómo sientes a Dios? ¿Es para ti un Dios alejado de la humanidad, cuya morada está en los cielos, y despreocupado de sus criaturas? ¿o por el contrario es un Dios cercano, que ha bajado del cielo, que se ha hecho hombre y que por librarnos del pecado y de la muerte se ha encarnado, ha sufrido, ha muerto y resucitado para que nosotros tengamos vida eterna?
  • ¿Sientes en lo más profundo de tu ser que Dios te ama? ¿Que Dios únicamente quiere lo mejor para ti? ¿Que está siempre a tu lado, sobre todo en los momentos de dolor, de sufrimiento, de desconcierto?
  • ¿Crees que Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgarlo, sino para salvarlo? ¿Lo crees de verdad?
  • En este camino de cuaresma, debes realizar un cambio en tu vida, sobre todo debes cambiar la perspectiva desde la que contemplas el mundo, debes cambiar el modo de percibir la realidad. Debes comenzar a obrar la verdad, para ir hacia la Luz y que se ponga de manifiesto que tus obras están hechas según Dios, ¿qué debes comenzar a cambiar en tu vida para ello?

VERDAD – ORACIÓN

Dios nuestro,
tú nos has enviado a tu hijo para salvarnos a través de él.
¡Llena nuestra actividad diaria con el amor que libera!
¡Danos el coraje para transmitir ese amor
a todas las personas que entran en contacto con nosotros,
en nuestro trabajo, en la calle, en nuestra parroquia!
¡Haz, Señor, que amemos con la gratuidad
que hace sentir tu presencia en el mundo!
¡Enciende entre nosotros la llama de la fe que salva
y que nos da la esperanza de sentirnos queridos!
¡Abre las ventanas de nuestros corazones
para observar la realidad con unos ojos llenos de amor
para respirar el aire que alegra nuestro interior!
Buen Jesús,
a ti, que eres la luz del mundo y que has dado la vida por nosotros,
te damos gracias por tu mensaje, porque fortalece nuestra fe.
¡Ayúdanos a avanzar en este tiempo de Cuaresma
para llegar con gozo y madurez hasta la Pascua,
el momento en que los que creemos en ti
vemos reflejada, en tres días,
la victoria de la vida sobre la muerte,
del amor sobre el odio,
de la claridad sobre la oscuridad! Amén.
Ignasi Miranda, Oraciones de tú a tú, Claret, Barcelona 2011.