El sepulcro vacío – Lectio Divina Domingo de Pascua (Jn 20,1-10)

VERDAD – LECTURA Sepulcro-de-Jesús-610x225

¿Dónde está? No está aquí. Se lo han llevado. No sabemos donde lo han puesto. El caso es que el sepulcro está vacío. Así es. El primer día de la semana, hoy, muy temprano. Entre luces y tinieblas. No ha amanecido totalmente. Se va abriendo paso la Luz, la Vida. Aunque nosotros no seamos capaces de percibirla; tal y como le ocurría a María Magdalena. ¿A qué iba ella al sepulcro? A llorar por la muerte del Maestro, a encontrarse con la tristeza, la resignación, el dolor por la perdida del Esposo. También nosotros buscamos como Iglesia, como comunidad, como creyentes al Esposo, a Jesús, al Salvador, a aquel que puede traernos la felicidad plena. Pero, ¿Dónde? ¿Cuándo le buscamos? ¿En las tinieblas? ¿Simplemente para llorar el sufrimiento, el dolor, la culpa? ¿Seguimos creyendo que la muerte ha triunfado? Pues, sabed que el sepulcro está vacío, que la losa está quitada (20,1). Que la piedra que cerraba las puertas de la vida ha sido desplazada. Ante ese corrimiento de la piedra, de nuestras propias piedras, ¿Cuál es nuestra reacción? La de María Magdalena está clara: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Han profanado la tumba de Jesús! ¡Se han llevado su cadáver! Ya ha hecho su propia interpretación del acontecimiento. Sigue pensando en parámetros de muerte. El caso es que, sólo sabemos, por ahora, que la piedra está movida.
¿Qué dice esta loca? ¿Qué han movido la piedra del sepulcro? Hay que ir allí y cerciorarse. Jesús está muerto. Bastante revuelo ha suscitado en vida, como para que ahora, encima, después de muerto, sigamos teniendo problemas. Pedro y el discípulo al que Jesús tanto amaba, corren hacia el huerto en el que estaba excavado al sepulcro. El huerto (el jardín) lugar de vida y de encuentro con Dios. Allí es donde se encuentra la tumba de Jesús. Pero nadie ha ciado en la cuenta. Corren para ver si pueden averiguar quién se ha movido la piedra.
El discípulo incluso se adelanta a Pedro. Y se encuentra efectivamente con que la losa está quitada. Se asoma y ve como los lienzos no cubren a Jesús. Están colocados. Como cuando el amado espera a su amada en el lecho nupcial. Sin embargo, no cae en la cuenta. Ha visto las señales de la vida, de la resurrección, pero no lo ha llegado a comprender. Cede el paso a Pedro. Éste entra y ve también los lienzos de la misma manera, pero además, el símbolo de la muerte que es el sudario está colocado a parte. La muerte ha sido vencida. La muerte está echada a un lado, la muerte ha sido desplazada por la Vida. Pero, Pedro se mantiene dentro de sus parámetro. Ve las señales, pero no es capaz de ir más allá. El discípulo, sin embargo, vio y creyó. El amor ante el menor signo, ya cree, confía, espera.
Ante un mismo hecho dos actitudes totalmente distintas. Pero así es el ser humano. La verdad es que aquel acontecimiento les debió dejar impactados. Cada uno vuelve a su casa. Lo que ocurre que no vuelven de la misma manera. Pedro vuelve igual que antes; impactado, si; sorprendido, sí; lleno de interrogantes. Sin embargo, el discípulo al que Jesús amaba y es de suponer que él amaba a Jesús, ese vuelve transformado, vuelve cambiado, vuelve diferente: CREYÓ.
¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUYA!

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
  • ¿Busco a Jesús en mi vida? ¿Quiero salir a su encuentro? ¿Deseo ardientemente encontrarme con él?
    Jesús va ofreciéndome signos, señales, itinerarios para poder ir ha su encuentro; al percibirlos ¿qué hago?
  • En ocasiones las señales son evidentemente claras, son inequívocas ¿Cuál es, entonces, mi actitud? ¿Me marcho con cara de vinagre, pensando que el Dios de Jesús es muy complicado y vete a saber lo que es aquello? ¿Acojo esas señales y continuo mi búsqueda con esperanza, con fe, con amor?
  • ¿Qué significa para mí que Jesús ha resucitado?

VIDA – ORACIÓN

  • Te invito a meterte en la escena, como si fueras un personaje más. Conviértete en María Magdalena, reproduce la narración metiéndote en la piel de este personaje, revive el acontecimiento desde el punto de vista de ella ¿Qué sientes? ¿Qué emociones, qué actitudes se despiertan en ti? Haz lo mismo con el personaje de Pedro y del Discípulo al que Jesús ama… Alaba a Dios por permitirte recordar, conmemorar, revivir este acontecimiento.
  • Da gracias a Dios por el regalo de la Resurrección de su Hijo, por el don de tu propia resurrección, por ser un Dios de vivos y no de muertos.
  • Ofrécete para se testigo de la Resurrección de Jesús, para propagar a los cuatro vientos que Jesús está vivo.
  • Pide que el Espíritu Santo ilumine tu camino, te conduzca por senda llana y te muestre los signos de la Vida, para poder anunciar la Vida a todos los que salen a tu encuentro.

¡¡¡ FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN !!!

Para vivir hay que morir – Lectio divina del V domingo de Cuaresma (Jn 12,20-33)

VERDAD – LECTURA johncrossLR

Un grupo de prosélitos o temerosos de Dios, que era como llamaban a los no judíos simpatizantes de la religión hebrea, que habían acogido el monoteísmo y practicaban algunos de sus ritos, venidos a Jerusalén para celebrar la Pascua, se dirigieron a Felipe con la intención de encontrarse con Jesús. Aquél a su vez se lo comunica Andrés. Es significativo que ambos apóstoles llevan nombres griegos. Y además que ambos representen dos corrientes dentro de la comunidad de Jesús. Andrés era discípulo de Juan el Bautista, corriente más cercana al judaísmo, Felipe, que fue llamado directamente por Jesús, más afín a los griegos. El deseo de estos griegos es el que motiva a Jesús a pronunciar el discurso que sigue, en el que Jesús explica la necesidad de su pasión y muerte para atraer a todos hacia él (12,32).
Jesús comienza dicho discurso, en el que se nos anuncia que ha llegado la hora de su glorificación (12,23), con un expresión cargada de significado, «en verdad, en verdad os digo» (12,24), que es como decir os aseguro, que si el grano de trigo no muere no da fruto (cf. 12,24b). Es decir que para dar vida es necesario morir, es necesario entregarse, es necesario desaparecer. De esa forma la nueva vida que renace es vida eterna.
Pero la muerte no tiene la última palabra. Jesús acepta su pasión y muerte, sin embargo, pide al Padre su glorificación (12,28). La respuesta del Padre es inmediata: Le he glorificado y lo volveré a glorificar (12,28). De esta manera se ha manifestado la gloria de Dios que sus discípulos han contemplado.
Al ser crucificado Jesús, este asumirá en sí mismo todas las dolencias, las heridas, las frustraciones e imperfecciones de la humanidad, incluso la muerte. Y después en la Resurrección y en la Ascensión lo recapitulará, se sintetizará, se asumirá todo en él.
Con su glorificación nos traerá a todos la salvación para toda la humanidad. Ya ni la muerte, ni el pecado tienen carta de ciudadanía. El amor ha sido quien ha vencido. Y será el amor el que atraiga muchos a Jesús.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado especialmente el corazón? ¿Qué sentimientos ha suscitado en ti? ¿Qué quiere decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Los griegos quieren ver a Jesús. ¿Y tu corazón arde en deseos de encontrarte con el Maestro Divino?
  • Cuando alguien te pregunta por Jesús, por la Iglesia, por tu vida cristiana… ¿Das testimonio de tu encuentro con Jesús o por el contrario escaqueas el bulto?
  • ¿Qué significa para ti entregar la vida? ¿Qué significado tiene para ti la cruz?
  • ¿Estas dispuesto/a a entregar tu vida por amor, lo mismo que hizo Jesús? Lo cual, no quiere decir morir físicamente.
  • ¿De qué manera eres testigo de la pasión, muerte y resurrección de Jesús?

VERDAD – ORACIÓN

  • Adora a Jesús en el misterio de su pasión, muerte y resurrección.
  • Alaba a Dios por su infinita misericordia, por habernos librado del pecado y de la muerte.
  • Da gracias a la Santísima Trinidad por el don de la vida y por el don de ser discípulo de Jesús.
  • Pide al Espíritu Santo que derrame sobre ti la abundancia de sus dones para que puedas dar testimonio del amor de Dios delante de todos aquellos que se cruzan en tu camino.

Hacia la luz – Lectio divina del IV domingo de Cuaresma (Jn 3,14-21)

VERDAD – LECTURA

Jesús está muy por encima de cualquier otro personaje del Antiguo Testamento, por muy destacado que haya sido su protagonismo en la vida del Pueblo de Israel. ¿Por qué? Sencillamente, porque Jesús es el único que ha bajado del cielo. Nadie ha tenido un trato íntimo con el Padre, nadie ha estado junto a Él, nadie ha contemplado su rostro; nadie excepto el Hijo del Hombre, excepto Jesús, el Hijo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. A él no se le ha transmitido nada, todo lo que conoce acerca del Padre es por su experiencia propia. Él es la Palabra Encarnada del Padre. Es aquél que preexistía desde el principio, que existía desde siempre, por el que fueron hechas todas las cosas y nada se hizo sin él; la Palabra que estaba junto a Dios y era Dios (cf. Jn 1,1ss). Pues este Dios es quien tiene que ser crucificado. El Dios de Israel, el Dios creador del cielo y de la tierra, el Dios de toda la humanidad ha de sufrir la pasión y la muerte en la persona de Jesús de Nazaret. Una pasión y muerte, que según la ley de Moisés era una maldición: «si un condenado a muerte es ejecutado colgándolo de un árbol, su cadáver no podrá quedar allí durante la noche, sino que lo enterrarás el mismo día, pues el que muere colgado de un árbol es maldito de Dios, y tú no debes manchar la tierra que el Señor, tu Dios, te da en heredad.» (Dt 21,22s). Ese es el Dios cristiano, que «no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.» (Flp 2,6ss). Dios entrega a su propio Hijo a la muerte. La elevación de la serpiente de bronce en el desierto por Moisés era un anticipo de la acción sanadora de la cruz, que nos librará incluso de la muerte, otorgándonos y regalándonos la vida eterna.
Todo esto era incomprensible, era imposible, era inaudito para la mentalidad de cualquier israelita. No, no podía ser. Para comprender todas estas cosas en su verdadera naturaleza, para entender la actuación amorosa de Dios, para poder asimilar mínimamente la acción salvadora del Hijo, es necesario nacer de nuevo. Por eso, Nicodemo, prototipo, representante, símbolo del Pueblo judío, debe dejar atrás dicha mentalidad y nacer de nuevo. Debe aprender a mirar la vida con ojos nuevos, desde una perspectiva diferente, con una actitud totalmente nueva. Debe aprender a mirar con los «ojos de la Luz». Entonces se dará cuenta que Dios no es un juez, que Jesús no ha venido para hacer cumplir la Ley, sino para darle su sentido pleno. Que hemos de comenzar a amar la Luz, a hacernos uno con ella, a obrar la verdad para ir hacia la luz y se ponga de manifiesto que la obras que hacemos, están hechas según Dios.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado especialmente el corazón? ¿Qué sentimientos ha suscitado en ti? ¿Qué quiere decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Cómo sientes a Dios? ¿Es para ti un Dios alejado de la humanidad, cuya morada está en los cielos, y despreocupado de sus criaturas? ¿o por el contrario es un Dios cercano, que ha bajado del cielo, que se ha hecho hombre y que por librarnos del pecado y de la muerte se ha encarnado, ha sufrido, ha muerto y resucitado para que nosotros tengamos vida eterna?
  • ¿Sientes en lo más profundo de tu ser que Dios te ama? ¿Que Dios únicamente quiere lo mejor para ti? ¿Que está siempre a tu lado, sobre todo en los momentos de dolor, de sufrimiento, de desconcierto?
  • ¿Crees que Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgarlo, sino para salvarlo? ¿Lo crees de verdad?
  • En este camino de cuaresma, debes realizar un cambio en tu vida, sobre todo debes cambiar la perspectiva desde la que contemplas el mundo, debes cambiar el modo de percibir la realidad. Debes comenzar a obrar la verdad, para ir hacia la Luz y que se ponga de manifiesto que tus obras están hechas según Dios, ¿qué debes comenzar a cambiar en tu vida para ello?

VERDAD – ORACIÓN

Dios nuestro,
tú nos has enviado a tu hijo para salvarnos a través de él.
¡Llena nuestra actividad diaria con el amor que libera!
¡Danos el coraje para transmitir ese amor
a todas las personas que entran en contacto con nosotros,
en nuestro trabajo, en la calle, en nuestra parroquia!
¡Haz, Señor, que amemos con la gratuidad
que hace sentir tu presencia en el mundo!
¡Enciende entre nosotros la llama de la fe que salva
y que nos da la esperanza de sentirnos queridos!
¡Abre las ventanas de nuestros corazones
para observar la realidad con unos ojos llenos de amor
para respirar el aire que alegra nuestro interior!
Buen Jesús,
a ti, que eres la luz del mundo y que has dado la vida por nosotros,
te damos gracias por tu mensaje, porque fortalece nuestra fe.
¡Ayúdanos a avanzar en este tiempo de Cuaresma
para llegar con gozo y madurez hasta la Pascua,
el momento en que los que creemos en ti
vemos reflejada, en tres días,
la victoria de la vida sobre la muerte,
del amor sobre el odio,
de la claridad sobre la oscuridad! Amén.
Ignasi Miranda, Oraciones de tú a tú, Claret, Barcelona 2011.

3as. Jornadas Biblicas de Sevilla: Dios es amor

Queridos amigos y seguidores de Biblia y Comunicación:biblia1

Del viernes 20 al domingo 22 de marzo, se celebrarán en Sevilla unas Jornadas Bíblicas abiertas para toda aquella persona que esté interesada. Son ya las terceras que se celebran en la ciudad hispalense. Este año bajo el lema: Dios es amor.

Durante las mismas se desarrollarán diversas actividades: Charlas, conferencias, mesa redonda, lectio divina, concierto…

Dichas Jornadas están organizadas por la Escuela de Animación Bíblica y Comunicación «San Pablo». Participarán diversos ponentes, especialistas en Animación Bíblica, Sagrada Escritura, Pastoral, Catequesis, Comunicación…

Colabora: Escuela de Animación Bíblica de Barcelona, Parroquia de San Sebastián, Parroquia del Santísimo Redentor, Parroquia de Ntra. Sra. de los Remedios y Grupo Editorial San Pablo.

Se desarrollarán en distintas sedes intentando llegar al mayor número de personas posibles en la ciudad de Sevilla.

La entrada a todas las actividades es libre y gratuita.

Mas información en el cartel adjunto o llamando al Hno. Pepe Pedregosa: 678 806 822.

Comparte esta información para que muchos podamos beneficiarnos de este acontecimiento único en Sevilla. Gracias.

Cartel 3as jornadas Sevilla v2

Lectio Divina de la fiesta de la Sagrada Familia (Lc 2,22-40)

Verdad – Lectura familia

El texto del evangelio con el que vamos a orar hoy, podemos dividirlo en dos partes: la presentación de Jesús en el Templo y la subida a Jerusalén, cuando Jesús tenía doce años, con motivo de la pascua.
La primera parte del relato comienza narrándonos la purificación de María y la consagración de Jesús. Ambos acontecimientos fueron llevados a cabo por los padres de Jesús para cumplir la Ley de Moisé. El libro del Levítico ordenaba que a los cuarenta días del alumbramiento, si la criatura era niño, debía de realizarse el rito de purificación en el templo, a los ochenta días si era niña (Lev 12,1-8). Para dicho rito había que ofrecer un cordero, pero a los pobres les estaba permitido ofrecer dos tórtolas o dos pichones; uno de ellos era ofrecido como holocausto y el otro como sacrificio por el pecado.
Pero además, el libro del Éxodo ordenaba que todo primogénito del Pueblo de Israel debía ser consagrado a Dios (13,2.11-16; 34,20), aunque podía ser rescatado pagando cinco ciclos de plata (Núm 18,15; 1Sam 1,24-28).
El evangelista Lucas, con la narración de estos dos hechos quiere destacar la fidelidad de los padres de Jesús a la Ley. Y dichos acontecimientos tendrán lugar en Jerusalén, en el Templo de Dios. La Ciudad Santa es el centro neurálgico del plan divino de salvación, aunque haya muchos que quieran impedirlo: allí murió Jesús, allí resucitó, de allí partió la proclamación del evangelio a todos los confines del mundo.
El relato continúa con el testimonio de Simeón y Ana.
A él se refiere el evangelista como un hombre justo, piadoso, que esperaba al Mesías y que el Espíritu Santo estaba con él.
Justo y piadoso significa que era una persona integra sobre todo en el campo religioso. La expresión «que esperaba al Mesías» significa que era un hombre de fe que esperaba la salvación prometida por Dios a Israel mediante los profetas. Y el que el Espíritu Santo estaba con él quiere decir, que según la tradición bíblica, era profeta (cf. Is 11,2).
Simeón había recibido la revelación de Dios de que no moriría son haber visto al Salvador; por lo que impulsado por el Espíritu, va al Templo y allí toma al niño en sus brazos y bendice a Dios por haberle dado este regalo. Los padres de Jesús están admirados por las palabras de Simeón. A ellos les refiere que Jesús será signo de contradicción, unos le acogerán y otros lo rechazarán. Y a María una espada le atravesará el alma. María participará de la pasión, muerte y resurrección de Jesús por lo que se convertirá en corredentora de la humanidad.
Por su parte, el testimonio de Ana, sirve para completar la imagen de los profetas, hombres y mujeres que han sido enviados por Dios para ser testigos de la venida del Mesías. Ana estaba totalmente consgrada a Dios, por lo que no se apartaba en ningún momento del Templo, dedicándose al ayuno y la oración. De ella, se nos ofrecen dos notas características: estuvo casada siete años, número que indica la perfección; y al quedar viuda, hasta los ochenta y cuatro años no se apartaba del Templo, que es siete veces doce. También ella esperaba la venida del Mesías.
De esta manera, se cumplen las prescripciones recogidas en la Ley. Y entonces, la familia de Jesús regresa a Nazaret, en la región de Galilea. Allí, «Jesús crecía y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él» (Lc 2,40). Con lo cual se iba desarrollando como ser humano, la sabiduría de la que está lleno no es la sabiduría de los hombres, sino la sabiduría de Dios, pues la gracia, el amor de Dios estaba con él.

Camino – meditación

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimiento, emociones, inquietudes… despierta en ti?
  • ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
  • ¿Cuál es mi postura ante los testigos del evangelio?
  • También yo he sido llamado/a para ser testigo de la presencia de Jesús en el mundo, ¿estoy dispuesto/a, lo mismo que Simeón y Ana?
  • ¿Qué siento al saber que Jesús era miembro de una familia como cualquier otra persona?
  • ¿Qué puedo yo hacer para consolidar mis vínculos familiares para que se parezca más a la familia de Nazaret, en la que todos vivamos y crezcamos llenándonos de la sabiduría de Dios?

Vida – Oración

Consagración a la Sagrada Familia
Señor Jesucristo, quien con María y José consagraste la vida doméstica con Tus inefables virtudes, concede que nosotros, con la asistencia de los dos, podamos aprender con el ejemplo de La Sagrada Familia y podamos atender a su eterna fraternidad. Por quien vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. (Tomada de: http://www.devocionario.com/varias/familia_1.html)

Lectio Divina III domingo de Adviento

VERDAD – LECTURA 3domingo_adviento01

El pasaje de nuestra lectura orante de hoy tiene como protagonistas a Jesús, a Juan y a “esta generación” que no sabe interpretar los signos de Dios ni acoger la salvación tal y como llega.
En el evangelio que hemos escuchado, podemos descubrir tres partes:

a) La pregunta de Juan (vv. 2-6)
Juan está en la cárcel y ha oído hablar de las “obras” de Cristo. Las obras son tanto las palabras como las acciones que encontramos en Mt 5-9. En Jesús se están cumpliendo las esperanzas anunciadas en el A.T., y descubrimos, en el trasfondo, pasajes como Is 35,5ss; 42,18; 61,1, y la curación de leprosos y resurrección de muertos de la época de Elías y Eliseo (1 Re 17, 17-24; 2 Re 4,18-37; 2 Re 4,18,37; 5,1-27).

La proclamación de felicidad (macarismo) del v. 6 sitúa a Israel (no sólo a los discípulos de Juan que interpelan a Jesús) frente a la acogida o el rechazo de la salvación y de la misma persona de Jesús.

b) Juan Bautista, el nuevo Elías (vv. 7-15)
A través de una serie de preguntas retóricas, Jesús habla de la identidad de Juan, de su lugar en el Reino y de su relación con Jesús. Juan no es un predicador oportunista, ni un lujoso cortesano. Es un profeta y más que profeta. Es Elías, el precursor que tenía que venir (Mal 3,1; 23-24). Sin embargo, los que han entrado en el Reino a través del seguimiento de Jesús son más grandes que él.
El v. 12 admite dos interpretaciones: el Reino exige hacerse violencia y sólo los que son capaces de ello entran en él, o bien, el Reino encuentra una violencia oposición en los que no quieren entrar en él. En Mateo, esta segunda interpretación parece la más probable.

c) Esta generación obstinada (vv. 16-19)
Jesús compara a su generación con unos niños caprichosos a los que nada les viene bien: ni la austeridad y el ascetismo del profeta Juan, en quien no reconocieron a Elías, ni la alegría del Hijo del hombre, al que insultaban llamándolo “comilón, borracho y amigo de publicanos y pecadores”. Para Jesús, sin embargo, las comidas con pecadores y el no ayuno eran signos del Reino.
En la frase final, Jesús se identifica con la sabiduría de Dios cuyas obras son más elocuentes que los juicios de rechazo y los razonamientos de los contemporáneos de Jesús.

CAMINO – MEDITACIÓN

El evangelio de hoy nos invita a contemplar a Jesús como la realización de las promesas de Dios, el esperado, el Reino que se hace presente en acontecimientos salvadores, la alegría de los pobres, los pecadores y los enfermos, la esperanza de los excluidos, la extraña sabiduría de Dios, que desconcierta incluso a Juan el Bautista y suscita el rechazo de gran parte de su generación…
¿Cómo te sitúas tú ante el que ha venido?
¿Cómo lo acoges?
¿Qué signos intuyes, oyes o ves, de su presencia?
¿Tu generación puede apreciar en ti signos que te acreditan como seguidor/a de Jesús?

VIDA – ORACIÓN

 Dale gracias a Dios por Jesús, el esperado que nos trae a todos su vida en abundancia.
 Dale gracias por todas las “obras de Cristo”, por todos los signos del Reino que ves a tu alrededor, realizaciones de justicia, paz, solidaridad… vengan de donde vengan.
 Pídele la gracia, la fuerza y la sabiduría de anunciar lo que has visto y oído, en la dicha de seguir a Aquel que viene.

* Preparado por el Equipo de Lectio Divina del Departamento de Pastoral de la Universidad Pontificia Comillas – Madrid

Lectio Divina Domingo XXIV del T.O.

Verdad – Lectura

the-lord-is-my-shepherd-zoomLucas es el evangelista de la ternura de Dios. El autor que con más delicadeza nos presenta las entrañas del Padre: Dios es misericordia. Las tres parábolas de la misericordia intentan deslindar el rostro del Dios de la ternura.

Las dos primeras parábolas permiten contemplar a Dios como el Padre que siempre espera y perdona. La parábola de la oveja perdida presenta al Dios de la ternura yendo en busca de aquel discípulo que se ha salido del camino. La dracma perdida recuerda la preferencia del Dios de la misericordia por los pequeños y por todos aquellos que se ‘pierden’. El hijo pródigo muestra al Dios Padre que acoge siempre, espera siempre y perdona siempre sin imponer condiciones.

Jesús enseña a sus seguidores a ser buenos discípulos, pero en el centro de su enseñanza coloca la descripción de este rostro de Dios. Explica a sus amigos las cualidades que debe tener todo discípulo, y en estas parábolas les muestra la intimidad de Dios. Pero también sabe muy bien que los proyectos humanos suelen ser geniales e ilusionados, pero que las respuestas son, muchas veces, tan sólo mediocres. Jesús no se conforma con presentar a Dios como un Padre de misericordia, sino que matiza, certeramente, la forma en que el Padre ejerce la ternura. Los discípulos se alejarán del camino propuesto por Jesús y abandonarán la senda del amor. Pero a pesar del pecado humano, Dios –igual que el padre de la parábola- siempre permanecerá a la espera del retorno de sus hijos y, sin que ellos lo sepan, velará la senda de su regreso.

(Equipo de Lectio Divina – Departamento de Pastoral – Universidad Pontificia Comillas)

Meditación – Camino2012-02-01 18.33.16

  • Nuestro Dios es el Señor de la vida. En ocasiones nos apartamos del camino del Dios de la vida y nos precipitamos, sin darnos cuenta, en las tinieblas del poder de los ídolos. Pero aunque huyamos de Dios, Él siempre nos acoge y nos espera porque es amor y ternura. Nuestra parábola es una invitación a volver a la casa del Padre, a reiniciar nuestro camino junto a Dios, y a experimentar juntamente con Él el gozo de la plenitud vital.
  • Date cuenta de que estas historias son tu historia, de manera especial, la última: el hijo, con su cabeza rapada, su ropa raída, sus talones heridos y sus sandalias desatadas, no parece que al principio se atrevió a mirar a su padre porque quizá esperaba encontrar un juez. Pero después de hacerlo se ha sentido como un náufrago que se refugia en un puerto y, apoyado sobre su seno, parece un recién nacido que acaba de salir del vientre materno. La voz muda de las entrañas de aquel de quien se había alejado está murmurando algo en su oído: no palabras de reproche, sino su nombre familiar tantos años perdido.

  • Antes de acercarte al texto prepara tu interior para acogerlo como Palabra de Dios. Ponte en su presencia leyendo estas palabras: «Mira: hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal. Si obedeces los mandatos del Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, guardando sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y crecerás» (Dt 30,15-16).

(Equipo de Lectio Divina – Departamento de Pastoral – Universidad Pontificia Comillas)

Oración – Vida

  • Desde tu estar en la presencia del Señor, intenta descubrir el mensaje de la Palabra, en tu contexto personal, habitual y comunitario…

  • Pregúntate, si te ayuda, ¿con cuál de los personajes de la parábola te identificas espontáneamente? ¿Por qué? ¿Qué imagen de Dios descubres para tu vida en este pasaje? ¿Es compatible con otras ideas sobre Dios que a veces tenemos?

  • Responde, también, desde la luz que te ha dado la Palabra de Dios. Puedes hacerlo con algún salmo, oración espontánea e incluso, a través de un compromiso personal.

  • Ora expresando aquello que la Escritura te invita pedirle a Dios, buscando cómo poner en práctica la propuesta que te hace su Palabra. Moneda pedidaBusca una conver­sión personal, una acción en favor de la comunidad, un trabajo social…

  • Y termina tu oración expresándole a Dios tu acción de gracias. Pues como dice el texto: «Convenía celebrar una fiesta y alegrarse».