“VERÁ LA LUZ Y QUEDARÁ COLMADO”. LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

VERDAD – LECTURA

Isaías 53,10-11

10El Señor quiso destrozarlo con padecimientos. Si él ofrece su vida por el pecado, verá descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá gracias a él.

11Después de las penas de su alma, verá la luz y quedará colmado. Por sus sufrimientos mi siervo justificará a muchos y cargará sobre sí las iniquidades de ellos.

El pasaje que hoy nos ofrece la liturgia, se encuentra dentro del llamado “libro de la consolación”. Una serie de capítulos del profeta Isaías, en los que el autor quiere transmitir esperanza, consuelo, confianza, ilusión a su Pueblo desterrado en Babilonia.

Nos presenta al Siervo de Yahveh, un personaje algo enigmático, que está llamado a ser instrumento en la obra de la salvación de Dios. Aunque en un principio, pueda parece que su misión está abocada al fracaso, que sufrirá incomprensión, persecución, desdicha, padecimiento, nada de esto tiene la última palabra; pues, ofreciendo su vida tendrá una larga vida y será colmado de bendición; la voluntad de Dios se cumplirá gracias a él.

Dios sobre todo quiere librar al hombre del pecado y de la muerte, que lo alejan de Él. Dios quiere, que el hombre entre en comunión con Él, quiere ser su amigo, su compañero de camino, su apoyo en los momentos de dificultad. Aunque el ser fiel a esta amistad con Dios, puede traerle consecuencias insospechadas: rechazo, calumnias, persecución.

Pero no sólo eso, sino que el amigo de Dios, ha de ser capaz también de cargar con las dolencias, las dificultades, las desdichas, congojas de los demás. Sí, lo mismo que Dios es nuestro compañero de camino, cuando nos encontramos en cualquier aprieto o apuro, quiere que nosotros hagamos lo mismo con aquellas personas que se encuentran en nuestro camino, aunque ello nos acarree problemas o incomprensiones.

Enlazando con el evangelio, se hace imprescindible que nos pongamos al servicio de los demás, sobre todo si tenemos algún puesto de liderazgo, sobre todo para ser apoyo, consuelo, soporte, cimiento del que más lo necesita. El discípulo de Jesús ha de convertirse en siervo, dispuesto a echar una mano en cualquier situación y a cualquier persona, poniendo en juego todas sus potencialidades, recursos y cualidades. Esto hará que sea luz para los demás y sentirá la satisfacción del deber cumplido, aunque nadie se lo agradezca. ¿Estamos dispuestos a hacernos siervos?

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Qué significa para ti ser siervo del Señor?
  • ¿Estás dispuesto a ser instrumento de salvación en la manos de Dios? ¿Estás dispuesto a dejarte modelar por Él?
  • ¿Cómo afrontas las dificultades, los fracasos, las incomprensiones que aparecen en tu vida cotidiana, sobre todo por ser fiel a tus principios como seguidor de Jesús?
  • ¿Eres luz, esperanza, consuelo, soporte para aquellos que se encuentran en dificultades?

VIDA – ORACIÓN

Salmo 17

Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, mi roca, mi fortaleza, mi libertador, mi Dios, mi roca donde yo me refugio, mi escudo protector, mi salvación, mi asilo.

¡Alabado sea Dios! Yo le invoco y salgo victorioso de mis enemigos.

Las olas de la muerte me envolvían, los torrentes del averno me espantaban, los lazos del abismo me liaban, se tendían ante mí las trampas de la muerte.

Clamé al Señor en mi angustia, alcé mi grito hacia mi Dios, y él escuchó mi voz desde su templo, mi grito llegó hasta sus oídos.

[…]

Oh Dios, tu camino es perfecto, la palabra del Señor se cumple siempre, él es el escudo de los que se refugian en él.

“De los que son como ellos es el Reino de los cielos”. Lectio Divina del domingo XXVII del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

VERDAD – LECTURA

Evangelio: Mc 10,2-16

En el evangelio de hoy, Jesús aborda uno de los aspectos de la vida matrimonial de su tiempo: ¿qué capacidad tiene el ser humano de disolver por cuenta propia el vínculo del matrimonio?

En la época de Jesús, la ruptura del vínculo matrimonial por parte del marido era de lo más normal y solía argumentarse con textos de la propia Escritura. En Dt 24,1 podemos encontrar la siguiente afirmación: “Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y resulta que esta mujer no halla gracia a sus ojos, porque descubre en ella algo que le desagrada, le escribirá un acta de divorcio, se la pondrá en su mano y la despedirá de su casa.” Este enunciado era interpretado de forma diversa por las distintas escuelas rabínicas de Israel.

Jesús por su parte, distinguirá entre lo que es la voluntad de Dios y la ley de Moisés. Éste permitió el divorcio a causa de la dureza de corazón del Pueblo de Dios. La dureza de corazón se refiere a no querer aceptar lo bueno, a ser egoísta, a no mostrar amor, ni misericordia, a querer salirse siempre con la suya aunque no se lleve razón, a cerrarse sobre uno mismo, es resistirse a acoger el amor de Dios y de los hermanos.

El fundamento y pilar más importante del matrimonio es el amor; y el amor es lo que hace que el hombre y la mujer sean una sola carne; dejan de ser dos para convertirse en uno. El amor entre el hombre y la mujer es expresión del amor de Dios. Y al igual que el amor de Dios es eterno, así debe ser el amor en el matrimonio. Este es la base, la esencia de la cuestión que nos plantea el evangelio de hoy, sin entrar en los problemas de tipo social, convivencial o de relación que puedan surgir y en los que no voy a entrar, pues no me parece el lugar, ni el momento más oportuno. Al igual que Jesús, yo tampoco voy a entrar en la casuística del asunto.

Los discípulos de Jesús, por su parte, quedan sorprendidos de la afirmación de Jesús. Sin embargo, Jesús vuelve a reafirmarse en lo mismo.

A continuación, les acercan a unos niños para que los toque. En el momento en el que están hablado de cosas serias, de asuntos de adultos, de cuestiones importantes, le presentan a Jesús unos niños para que los toque. La reacción de los discípulos, desde la lógica humana, es totalmente normal: se indignan y les regañan. Cuando Jesús se da cuenta de aquello regaña a los discípulos, porque de los que son como niños es el reino de Dios. De los que son bondadosos, inocentes, dependientes, de los que tienen un corazón rebosante de amor, de los que acogen la Palabra, el amor de Dios y de los hermanos, de los que están dispuestos a entregar amor sin esperar nada a cambio, de abandonar sus seguridades, de esos es el reino de los cielos.

Jesús los abraza y los bendice, los acoge, se identifica con ellos, se hace uno con los más pequeños, los más humildes, los más necesitados. Una importante lección para todos nosotros.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?
  • ¿Qué significado tiene para ti la palabra amor? ¿Qué entiendes por amor incondicional, gratuito?
  • Sin entrar la cuestión matrimonial, tu vida ¿está fundamentada sobre el amor?
  • ¿Cómo acoges a los demás, especialmente a los débiles y más necesitados?
  • ¿Está tu corazón rebosante de amor o al menos, lo intentas?
  • ¿Está tu corazón abierto a la Palabra y a las personas de tu entorno?

VIDA – ORACIÓN

  • Adora al Padre y glorifícalo por habernos regalado un corazón de carne, semejante al suyo.
  • Da gracias a Jesús por enseñarte a amar a los demás sin esperar nada a cambio, sin condiciones.
  • Pide al Espíritu que te ayude a conservar tu corazón inocente, humilde, sencillo, acogedor.
  • Pide perdón a Dios por las veces en que conviertes tu corazón en un corazón de piedra que no es capaz de amar, acoger y comprender al hermano.

«ESCUCHA, ISRAEL» LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

VERDAD – LECTURA

Deuteronomio 4,1-2.6-8

Moisés habló al pueblo, diciendo:  1«Y ahora, Israel, escucha las leyes y prescripciones que te voy a enseñar y ponlas en práctica, para que tengáis vida y entréis a tomar posesión de la tierra que os da el Señor, el Dios de vuestros padres. 2No añadiréis ni suprimiréis nada de las prescripciones que os doy, sino que guardaréis los mandamientos del Señor, vuestro Dios, tal como yo os los prescribo hoy. 6Guardadlos y ponedlos por obra, pues ello os hará sabios y sensatos ante los pueblos. Cuando éstos tengan conocimiento de todas estas leyes exclamarán: “No hay más que un pueblo sabio y sensato, que es esta gran nación”. 7En efecto, ¿qué nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos a ella como lo está de nosotros el Señor, nuestro Dios, siempre que le invocamos? 8¿Qué nación hay tan grande que tenga leyes y mandamientos tan justos como esta ley que yo os propongo hoy?»

La primera lectura de hoy está tomada del libro del Deuteronomio. Un libro, cuyos autores, según algunos estudiosos, se encuentran dentro de los llamados círculos levíticos; es decir eran miembros de la tribu de Leví, aquellos que están consagrados para el servicio del Tabernáculo y posteriormente del Templo. El mismo Moisés, pertenecía a esta tribu. Podríamos decir que ellos, de alguna manera debían custodiar, también, la fidelidad a la Alianza por parte del pueblo.

En la actualidad, el libro del Deuteronomio está estructurado en tres grande discursos que Moisés dirige al Pueblo de Israel. El pasaje con el que hoy oramos, se encuentra dentro del primer discurso. Y en él, Moisés anima al pueblo para que sea fiel a la alianza establecida con Yahveh, siendo fiel a la observancia de la ley.

Escucha, Israel, las primeras palabras del Shemá. La plegaria más importante de la piedad judía (Dt 6,4ss), que cada mañana y cada tarde el judío piadoso recita en su oración. Desde los comienzos, el pueblo de Israel es invitado por Dios a escuchar su palabra, a estar atento a ella y a ponerla en práctica. Esta llamada está también presente en la lectura de hoy.

Si Israel se mantiene fiel a la Alianza y la pone en práctica, se convertirá en un pueblo sabio y sensato, de tal manera que será admirado por las demás naciones.

Dios que siempre se mantiene fiel a la Alianza y cercano a su pueblo, estará siempre presente y próximo, pues Él en  ningún momento se aleja. Quien se aleja es Israel cuando incumple la Alianza y se marcha lejos de Dios detrás de otros dioses y siendo injusto con los habitantes de su propia nación.

Moisés, por tanto invitaba a Israel, y nos invita también a nosotros, a ser fieles a la Alianza, a permanecer cerca de Dios y a ser solidarios y caritativos con nuestros hermanos. Y todo ello, desde lo más profundo de nuestro corazón. No únicamente, de manera externa, o por cumplimiento, sino porque estamos firmemente convencidos de que siendo fieles al mandamiento principal, en el que está contenida toda la Ley y la Alianza, estamos siendo fieles a Dios. Y recordemos que el mandamiento principal es: «Amará al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerza (Dt 6,5); y amarás a tu prójimo como a ti mismo (Lv 19,18)».

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Dios en él día de hoy te invita a ser fiel a su Alianza, ¿cómo acoges esta invitación? ¿Qué acciones llevas a cabo para ello?
  • Dios, también te invita a escuchar su Palabra. ¿Dedicas un tiempo cada día a este cometido?
  • Lo importante, no es únicamente, escuchar la Palabra, sino también ponerla en práctica. ¿Cómo vives esto? ¿Intentas cada día llevarlo a cabo?
  • ¿Cómo intentas vivir cada día, en lo cotidiano, el mandamiento principal: amar a Dios y amar al prójimo?

VIDA – ORACIÓN

Salmo 35

6Tu amor, Señor, llega hasta el cielo, y tu lealtad hasta las nubes,

7tu justicia es cual los montes más altos, tus juicios como el inmenso abismo. Tú, Señor, salvas a los hombres y a las bestias;

8oh Dios, ¡qué precioso es tu amor! Los hombres se cobijan a la sombra de tus alas,

9se sacian de los ricos manjares de tu casa, en el torrente de tus delicias los abrevas.

10Pues en ti está la fuente de la vida y en tu luz vemos la luz.

11Guarda tu amor a los que te reconocen y haz justicia a los hombres honrados.

12No dejes que me pisotee el pie del arrogante, ni que la mano del criminal me alcance.

“¿A quién vamos a ir?” Lectio Divina del evangelio del Domingo XXI del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

VERDAD – LECTURA

Jn 6,60-69

Versículos antes, Jesús nos ha hablado acerca de la entrega, de la donación, de dar la vida. Lo cual, para los discípulos y para nosotros mismos, resulta de algún modo demasiado pesado, impensable, difícil de llevar a la práctica. Una cosa es creer, compartir, hacer cosas, pero… entregarse a uno mismo, darse, eso es muy difícil, por no decir, casi imposible.

Sus discípulos esperaban otra cosa del seguimiento de Jesús, nosotros esperamos otra cosa, la sociedad nos demanda otra cosa. Estamos inmersos en la vorágine del triunfalismo, del ganador, del que más vale. Y viene Jesús a decirnos que, no sólo hemos de renunciar a todo esto, sino que además tenemos que estar dispuestos a dar nuestra vida por los demás… “Este modo de hablar es insoportable, ¿quién puede hacerle caso?”

Sus discípulos no se dieron cuenta, nosotros aún no nos damos cuenta, entregar la vida por los demás no es el fin, no es la conclusión, no es la último término. La entrega de Jesús y nuestra propia entrega es expresión del amor, de la Vida, de la Resurrección, no sólo de Jesús, sino de la nuestra. Por eso, Jesús volverá a subir a donde estaba antes y nosotros tendremos vida eterna en él.

Llevar a cabo esta entrega, esta donación es imposible con nuestras propias fuerzas, necesitamos la fuerza del Espíritu, la fuerza del Amor. Es el Espíritu quien da vida. El hombre es débil, frágil, quebradizo. El que es vida comunica la vida y nos ayuda asimilarnos, impregnarnos, incorporarnos vitalmente a Jesucristo.

Al no ser conscientes de todo esto, los discípulos entran en crisis, nosotros entramos en crisis, se nos revuelve todo por dentro y “se nos caen los palos del sombrajo”. Aunque Jesús, ya contaba con esto. Estamos demasiado apegados a nuestra libertad que al fin y la postre no deja de ser un modo de esclavitud. Darse, entregarse, donarse, porque uno quiere, nos otorga la mayor libertad que podamos imaginar, nos libera de todas nuestras ataduras, de todo lo que nos esclaviza, de todo lo que no nos deja ser nosotros mismos. Esta donación es un regalo de Dios, por eso debemos pedir continuamente al Padre que nos conceda poder seguir verdaderamente a Jesús, que nos conceda asimilarnos a Jesús, que nos conceda vivir la vida de Jesús. Muchos abandonan a Jesús porque vivir esta vida es difícil, nos parece imposible, porque nos cuesta horrores salir de nuestra “zona de confort”, de nuestra comodidad, queremos evitar los riesgos, lo desconocido, la novedad.

Jesús entonces se dirige a los más cercanos, a los Doce: “¿También vosotros queréis marcharos?” Será Simón Pedro quien responda en nombre del grupo: ¡No! No queremos marcharnos, a dónde vamos a ir lejos de Jesús, quién nos colmará esa inquietud, esa desazón, ese desasosiego que nos consume por dentro. Jesús es el consagrado del Padre, Jesús es el ungido por el Espíritu, Jesús es la Vida, y la vida eterna. Y sólo unidos a él alcanzaremos esa plenitud de la vida que el Padre nos regala.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, frase, palabra o versículo han tocado, especialmente, tu corazón? ¿Por qué? ¿Qué crees que quiere decirte Dios Padre en este momento concreto de tu vida?
  • ¿Qué sentimientos se despiertan en ti ante la petición de Jesús de darse a uno mismo, de entregar la vida? También para ti, ¿son escandalosas las palabras de Jesús?
  • ¿Qué te impide dejar que el Espíritu te transforme para asimilarte vitalmente con Jesús?
  • ¿Cuál es tu reacción ante la crisis? Crisis significa cambio, ¿qué es lo que te impide salir de tu “zona de confort”?
  • ¿Eres consciente de que el único que puede colmar tu inquietud, tus ansias de libertad, de emancipación, de trascendencia, de eternidad… es Jesucristo?
  • ¿Qué puedes hacer tú para asimilarte cada vez más vitalmente a Jesús? ¡Ponte manos a la obra!

VIDA – ORACIÓN

  • Te invitamos a mantener un dialogo con Jesús, háblale con tranquilidad, escucha lo que él tiene que decirte.
  • Dile que quieres entregar tu vida, pero que no eres capaz de hacerlo solo, que necesita de él, que necesitas la fuerza del Espíritu.
  • Métete en la escena y escucha como, también a ti, Jesús te dice: “¿También tú quieres marcharte?” Respóndele desde el corazón, desde ese lugar recóndito y profundo al que únicamente el Padre tiene acceso.
  • Déjate modelar por el Espíritu, entrégate sin condiciones.
  • Comprométete a salir de tu “zona de confort”, a soltar lastre, a dejar atrás todo lo que te impide darte a ti mismo, entregarte y donarte por los demás.

LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, SOLEMNIDAD

VERDAD – LECTURA

Lucas 1, 39-56

El evangelio que hoy nos regala la liturgia, nos narra el encuentro entre la Virgen María y su prima Isabel. En él se nos habla de escucha, de atención y de acogida. María e Isabel, dos mujeres que saben estar atentas a la voz de Dios, dos mujeres que escuchan la Palabra y la acogen en su corazón para ponerla en práctica. Un encuentro entre dos mujeres que se felicitan, mutuamente, por el gran regalo que han recibido de Dios. La primera el don de engendrar al Salvador del mundo, la segunda la de engendrar al Precursor. Dos mujeres que han sabido acoger el don de Dios en sus vidas. Dos mujeres que han sabido cobijar el amor de Dios y entregarlo de manera gratuita a los demás. Dos mujeres que han sabido interpretar las señales que Dios les va mostrando en su camino. Dos mujeres que desbordan felicidad ante el gran amor y ante la misericordia infinita de Dios.

Lucas acentúa la prontitud con la que María acoge y responde a la llamada de Dios, a su Palabra, al mandato amoroso de Dios. Ante el anuncio del ángel, en el momento de la encarnación, de que su pariente Isabel está encinta, se pone en camino y va aprisa a la montaña. María sale al encuentro de las necesidades de Isabel. María, que lleva en su seno al Autor de la vida, se pone en camino para ofrecer y donar su propia vida. Entra en casa de Zacarías y saluda a Isabel. Se pone en sintonía con ella. Entra en su mundo y en su vida; la acoge lo mismo que ha acogido al Salvador; se pone a su disposición.

Isabel, por su parte, también acoge a la Madre del Salvador; acoge la Buena Noticia, acoge el don gratuito de Dios. Y tal es la alegría y el gozo de ese encuentro que el pequeño Juan salta en su vientre. Isabel ha sabido acoger y descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos cotidianos de la vida: en un encuentro, en una visita, en una casa, en un abrazo, en la sencillez, en el diálogo, en la ayuda mutua. Isabel ha sabido acoger el don de Dios, el don del Espíritu Santo, y llena de él a voz en grito exclama: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!».

«Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». La Palabra de Dios siempre actual, siempre presente, siempre vigente, siempre performativa, es decir que al enunciarse realiza la acción, a la vez que se expresa la acción ocurre, es un hecho constatable y vigente. La Palabra de Dios viva y eficaz se hace acto, acción, creación nueva. El Antiguo Testamento da paso al Nuevo. Las promesas de Dios se cumplen.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?
  • ¿De qué manera vivo atento/a a la Palabra para acogerla y ponerla por obra? ¿En qué medida estoy atento/a a los dones que Dios me regala cada día? ¿En qué medida acojo esos dones de Dios?
  • ¿Con qué prontitud acojo y respondo a la llamada de Dios? ¿Salgo el encuentro de las necesidades de los demás? ¿Se ponerme a su disposición?
  • Al descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos cotidianos y acoger los dones que él me regala a diario. ¿Desbordo de gozo? ¿Salto de alegría?
  • ¿Considero la Palabra como actual, presente, capaz de transformar mi vida y la de los otros? ¿La Palabra de Dios, para mí, está viva, es eficaz, se hace acción?

VIDA – ORACIÓN

Querido Padre Dios, que sales a nuestro encuentro cada día, para mostrarnos y regalarnos tu misericordia, derrama tu Espíritu sobre nosotros, para que cada uno de nuestros encuentros nos conduzcan a la fe y seamos mensajeros del evangelio. Te lo pedimos por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

“UNA MUJER VESTIDA DEL SOL, CON LA LUNA BAJO SUS PIES Y UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS EN LA CABEZA.” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (CICLO B)

VERDAD – LECTURA

Apocalipsis 11,19a;12,1-6a.10a-b

11 19Entonces se abrió el templo de Dios, el que está en el cielo, se vio en su templo el arca de su alianza. 121Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza. 2Estaba encinta, y gritaba con los dolores de parto y las angustias de dar a luz. 3Otra señal apareció en el cielo: un dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos; sobre sus cabezas, siete diademas; 4su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las lanzó sobre la tierra. El dragón se puso delante de la mujer en trance de dar a luz, para devorar al hijo tan pronto como le diera a luz. 5Ella dio a luz un hijo varón, el que debía regir a todas las naciones con una vara de hierro. El hijo fue arrebatado hacia Dios y a su trono. 6Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios. 10Oí una voz potente en el cielo, que decía: Ahora ha llegado la victoria, el poder, el reino de nuestro Dios y la soberanía de su mesías.

La liturgia de hoy, solemnidad de la Asunción de la Virgen María, en la primera lectura nos ofrece un fragmento del libro del Apocalipsis.

Merece la pena, dedicar un instante a explicar algo acerca de este libro, porque cuanto menos nos resulta misterioso y en muchos casos, algo difícil de entender por su lenguaje, por las imágenes que usa y, también, porque no, por todo aquello que nos han dicho sobre él.

Lo primero que hemos de tener en cuenta, es el nombre del libro: apocalipsis. A muchos de nosotros nos suena como el fin catastrófico y violento del mundo. Sin embargo, esa percepción no tiene nada que ver con su significado bíblico. La palabra apocalipsis es la transcripción del término griego Apokalypsis. Que en realidad significa revelación o manifestación. Por tanto, podemos concluir que el autor del libro lo que pretende es desvelar o comunicarnos alguna cuestión que hasta este momento era desconocida. Y algo muy importante que debemos tener en cuenta cuando leemos este libro es que su contenido no debemos interpretarlo de manera literal, sino de modo simbólico. Por tanto, es imprescindible que se interpreten bien dichos símbolos.

En el pasaje con el que hoy nos invita a orar la liturgia, nos encontramos como la historia humana es representada con imágenes de tipo cósmico: el cielo o señales que en el aparecen.

Por el contexto de la narración e intentando profundizar un poco en ella, podemos deducir que nos está contando la lucha entre el bien y el mal: el dragón y el niño.

Un niño, representando el sumo bien, que se encarna, el Verbo de Dios encarnado y que nace de una mujer.

El arca representando la alianza de Dios con su Pueblo y el arca de la nueva alianza, esa mujer en cinta que está a punto de dar a luz al Salvador del mundo. Este alumbramiento aparece como una gran señal en el cielo que nos traerá la nueva alianza representada en Jesucristo.

La mujer se encuentra en la presencia de Dios, tal y como podemos leer en el texto: “vestida de sol, la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” Es decir, la mujer aparece toda luminosa e iluminada, está en la presencia plena de Dios. Y Él quiere servirse de ella para traer al mundo la salvación. La luna representa la temporalidad, el cambio; y si la mujer la tiene bajo sus pies, quiere decir que ella no está sometida ni al cambio, ni al tiempo. Las doce estrellas aluden, sin ninguna duda, a las tribus de Israel y a los doce apóstoles (la Iglesia), que tienen la misión de anunciar la salvación.

Esta figura esplendorosa de mujer siente dolores de parto, está a punto de dar a luz; y en este trance se encuentra amenazada por el dragón. En contra del establecimiento de la nueva alianza se levantan las fuerzas del mal, la cuales no podrán hacer ningún daño, pues una vez nacido, el niño es arrebatado junto a Dios y su trono. El dragón no puede dañarle en nada. Jesús está definitivamente al lado de Dios y tampoco nada podrá dañar al pueblo de la nueva alianza, a su Iglesia, aún cuando continuemos en lucha contra las fuerzas del mal.

Esa mujer, es María, de la que hoy celebramos su Asunción al cielo. Es decir, su elevación a la presencia de Dios. María es mujer y madre, una maternidad que no se refiere únicamente a Jesús, sino a cada uno de nosotros y a su Iglesia. Ella tiene la misión, también, de ayudarnos a engendrar en nuestra vida cotidiana a Jesús de Nazaret para que lo anunciemos por todos los confines del mundo.

La mujer, que puede representar también a la Iglesia, huye al desierto, que ha sido preparado por Dios para ella, lugar de soledad y peligro, pero también de encuentro con Dios; en él que encuentra refugio.

El versículo final es un auténtico cántico de victoria y esperanza, pues “ahora ha llegado la victoria, el poder, el reino de nuestro Dios y la soberanía de su mesías”. Las fuerzas del mal nunca podrán prevalecer, ni triunfar frente al bien.

Pidamos hoy, especialmente, a María, que engendro al Salvador y es la mujer vestida de sol, que nos ayude en nuestras luchas y batallas cotidianas para vencer al mal a fuerza de bien.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Cómo acoges las presencia de Jesús en tu vida? ¿Estás dispuesto a engendrarlo cada día, para como María entregarlo a los que te rodean?
  • ¿Cómo reaccionas ante las dificultades, ante los peligros que acechan a la Iglesia y a ti mismo como anunciador del evangelio de Jesucristo?
  • ¿Qué lugar ocupa María, la Mujer vestida de sol, en tu vida? ¿Le pides ayuda en los momentos de dificultad?
  • ¿Eres consciente de que estando en la presencia de Dios no es posible que las fuerzas del mal prevalezcan sobre el bien?
  • Alégrate, con Jesús, con María y con su Iglesia porque Ahora ha llegado la victoria, el poder, el reino de nuestro Dios y la soberanía de su mesías.

VIDA – ORACIÓN

Te invitamos a orar con el Magníficat que escucharemos hoy en el evangelio.

Lc 1,46-55

46«Mi alma glorifica al Señor

47 y mi espíritu se regocija en Dios, mi salvador,

48 porque se ha fijado en la humilde condición de su esclava.

Desde ahora me llamarán dichosa/ todas las generaciones,

49 porque el todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes,

su nombre es santo;

50 su misericordia de generación en generación para todos sus fieles.

51 Ha desplegado la fuerza de su brazo,

ha destruido los planes de los soberbios,

52 ha derribado a los poderosos de sus tronos

y ha encumbrado a los humildes;

53 ha colmado de bienes a los hambrientos

y despedido a los ricos con las manos vacías.

54 Ha socorrido a su siervo Israel, acordándose de su misericordia,

55 como había prometido a nuestros padres,

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre».

“¿De dónde le viene a éste todo esto?” Lectio Divina del XIV Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B

VERDAD – LECTURA  

Evangelio: Mc 6,1-6

Nos encontramos en la sinagoga de Nazaret, Jesús allí con sus discípulos, el sábado, se puso a enseñar. Sus paisanos estaban sorprendidos, se asombraban de su sabiduría. Estamos ante gente que le conocía muy bien, sus familiares, sus amigos de infancia y juventud, aquellos que le habían visto crecer.  Hasta esta pequeña aldea de Galilea ha llegado la fama de Jesús como alguien que realiza prodigios o milagros, como queramos llamarlos.

La primera reacción de sus paisanos, como decíamos antes, es la de admiración u asombro. Sin embargo, inmediatamente les embarga la duda. Todos ellos le conocen bien. No es posible que el hijo del carpintero del pueblo, sea un enviado de Dios. Es el hijo de María. Todos ellos conocen perfectamente la formación que ha tenido, la vida que ha llevado, todos saben de qué familia proviene. Aunque haya marchado hace algún tiempo, y desde un punto de vista humano haya podido adquirir esa sabiduría; no, no puede ser, la gente no cambia tan radicalmente, no deja de ser el hijo de un artesano del pueblo.

Es precisamente esa falta de confianza, esa falta de fe, la que produce que Jesús no pueda hacer ningún signo salvífico, entre los habitantes de su pueblo. Sus paisanos están rechazando la oferta salvífica que Dios Padre quiere regalarles por medio de Jesús. Son precisamente sus prejuicios, sus ideas preconcebidas, su recelo lo que hace no ser capaces de acoger la salvación de Dios.

También Jesús se muestra sorprendido por su falta de fe. Pero es que, únicamente en su tierra es despreciado un profeta.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
  • ¿En qué momentos te sorprendes a causa de la palabra de Jesús? ¿Te sorprende y asombra el evangelio?
  • ¿Tienes momentos de duda con respecto a la Palabra de Dios? ¿La acoges, la meditas, la guardas en tu corazón e intentas ponerla en práctica?
  • ¿En qué momentos de tu vida la Palabra te escandaliza? ¿Por qué crees que ocurre esto?
  • Algunas personas han recibido la vocación de ser anunciadores de la Palabra de Dios. Cuando te encuentras con ellos y te interpelan, ¿te dejas llevar por tus prejuicios? ¿por tus ideas preconcebidas? ¿Miras si son de esta familia o de esta otra? ¿Si viste de esta o aquella manera? ¿Si, según tu criterio, es persona de cultura o no?
  • ¿Estás dispuesto a acoger la salvación de Dios? ¿Cómo te vas a predisponer para ellos?

VIDA – ORACIÓN

Oración para pedir la gracia del Señor

Señor, somos muy poca cosa,

y te pedimos que alejes las tentaciones de nosotros.

Te pedimos que nos libres del mal,

y tú nos respondes diciéndonos

que ya tenemos suficiente con tu gracia.

¡Danos, Señor, un corazón abierto a tu gracia,

a tu fuerza para vencer el mal,

a tu misericordia y a tu perdón!

¡Haz que seamos capaces de reconocer que somos pecadores,

que no somos nada y no podemos hacer nada sin tu bondad!

Queremos ser humildes y reconocer que eres el Mesías, el Salvador.

¡Danos fe, Señor, para ser testigos tuyos en todo el mundo!

Si te damos la espalda, Señor, no servimos para nada.

Sabemos que tú eres el todo poderoso, que nos amas

y quieres que seamos tus testigos.

Por eso nos atrevemos a movernos por este mundo

poniendo amor en todo lo que hacemos,

poniendo paz en los lugares donde estamos,

siendo la luz que quieres que seamos entre los hombres.

Tú estás a nuestro lado en todo momento.

Esto nos hace fuertes, valientes y comprometidos con tu voluntad.

¡Ven, Espíritu Santo, para mantener y aumentar nuestra fe,

para hacernos perseverantes y pacientes, amorosos y humildes!

AMÉN.

Ignasi Miranda, Oraciones de tú a tú.

“LA JUSTICIA ES INMORTAL” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

VERDAD – LECTURA

Sabiduría 1,13-15;2,23-24

13Que no fue Dios quien hizo la muerte, ni se goza con el exterminio de los vivientes. 14Pues todo lo creó para que perdurase, y saludables son las criaturas del mundo; no hay en ellas veneno exterminador, ni el imperio del abismo reina sobre la tierra. 15Porque la justicia es inmortal, pero la injusticia atrae la muerte. 23Porque Dios creó al hombre para la incorrupción y lo hizo a imagen de su propio ser. 24Mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen.

Hoy vamos a orar en la primera lectura con un fragmento del libro de la Sabiduría. Un libro escrito con toda probabilidad, a comienzos del siglo I a.C. en Alejandría. En aquel tiempo, existía un grave conflicto entre la fe tradicional de Israel y la floreciente cultura helenista. El autor quiere hacer una exaltación de la sabiduría y enseñarnos a ordenar nuestra vida de manera recta. Ahora bien, no debemos confundir la sabiduría con conocimiento humano, sino más bien con el conocimiento de Dios y con la practicidad de la vida, vivida ésta en fidelidad a Yahveh.

El mensaje claro que nos quiere dejar para nosotros el pasaje que hoy nos ocupa es que Dios no es el autor de la muerte, ni se alegra por ella. Pues Dios ha creado a las criaturas para la vida precisamente. Aunque esa vida depende de la justicia. Pero, ¿cómo entender la justicia? Como la actitud que el ser humano tiene hacia la vida, la cual hay que entender como don de Dios.

Con lo cual, el justo, o si queremos el que practica la sabiduría, es aquel que se reconoce como ser creado por Dios y que necesita siempre de su presencia, de su compañía, de su ayuda y su misericordia. Por tanto, el hombre justo es aquel que sale al encuentro de Dios que ha salido a buscar al hombre. Por el contrario, el hombre insensato es aquel que confía únicamente en sus propias fuerzas y en sus propios recursos, dando la espalda a Dios y a los demás. La persona que actúa por puro egoísmo es la que está aliada con el diablo y experimenta en su vida la envidia.

Aquellos que permanecen unidos a Dios, que reparten amor allá donde van, tendrán la luz de la vida, tendrán una vida fructífera y plena; sin embargo, los que están aliados con el mal, aunque aparentemente tengan una vida satisfactoria, están viviendo en la muerte. El hombre que vive unido a Dios, que practica la justicia, que es sabio, que es capaz de transmitir el amor de Dios, ese vivirá para siempre.

No podemos dejar de hacer una lectura evangélica de este pasaje, sobre todo comparándolo con la curación de la hija de Jairo. Jairo es un hombre que vive en la luz, que practica la justicia y que es sabio a los ojos de Dios, que busca a Jesús, precisamente, por el gran amor que le tiene a su hija. Por eso, él, desde la fe en Jesucristo, logra para su hija la liberación del mal, de la muerte.

Esta primera lectura es una invitación a no dejarnos amedrantar, ni apesadumbrar por lo negativo de la vida, por los obstáculos, por las dificultades, por la muerte. Ante todo eso, hemos de tener fe y confianza en Jesús y dar el primer paso como Jairo. Ponernos en marcha. Llevar a Jesús hacia nuestras dificultades, afrontarlas, plantarles cara y enfrentarnos a ellas con valentía y con la mirada puesta en el Maestro Divino, confiando en su amor y en su misericordia.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Consideras tu vida como un don de Dios? Si es así, ¿intentas también tú regalar un poco de vida a los que te rodean?
  • Ante situaciones de dificultad, de incertidumbre, ¿confías únicamente en tus propias fuerza o por el contrario, poniendo toda la carne en el asador, acudes a Dios?
  • ¿Intentas vivir unido a Dios en tu vida cotidiana?

VIDA – ORACIÓN

Salmo 130

1El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿ante quién puedo temblar?

2Cuando me asaltan los criminales para destrozarme, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y sucumben. 3Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque una guerra estalle contra mí, estoy tranquilo.

4Una cosa pido al Señor, sólo eso busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida para gustar la dulzura del Señor y contemplar la belleza de su templo.

5Él me dará cobijo el día de la desgracia, me esconderá en lo oculto de su tienda, me subirá a lo alto de la roca; 6así mi cabeza dominará a los enemigos que me cercan, en su tienda podré ofrecer sacrificios entre aclamaciones, cantando y ensalzando al Señor.

7Escucha, Señor, mi grito suplicante, ten compasión de mí, respóndeme. 8De ti mi corazón me ha dicho: «Busca su rostro»; es tu rostro, Señor, lo que yo busco; 9no me ocultes tu rostro, no rechaces con cólera a tu siervo; tú eres mi auxilio, no me abandones, no me dejes, oh Dios, salvador mío.

10Mi padre y mi madre me han abandonado, y el Señor me ha recogido.

11Enséñame, Señor, tus sendas y guíame por el camino recto, pues me están acechando; 12 no me entregues al capricho de mis perseguidores, pues se han alzado contra mí testigos falsos que respiran violencia.

13Yo estoy seguro que he de ver los bienes del Señor en el mundo de los vivos.

14Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor.

“MI ESPERANZA PUESTA EN DIOS ”. LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

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VERDAD – LECTURA

Ezequiel 17,22-24

22 Esto dice el Señor Dios: «También yo tomaré la copa de un alto cedro y la plantaré; de la punta de sus ramas tomaré un ramo y lo plantaré yo mismo en un monte muy alto, 23 en el monte sublime de Israel lo plantaré; echará ramas y dará frutos y se hará un magnífico cedro. Bajo él habitarán toda clase de pájaros, toda clase de aves morará a la sombra de sus ramas. 24 Y sabrán todos los árboles del bosque que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humilde, hago secarse el árbol verde y reverdecer el árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré».

La liturgia de este domingo nos ofrece un fragmento del libro de la profecía de Ezequiel. Un profeta que siempre nos está invitando a la esperanza, que intenta por todos los medios ilusionar de alguna manera a sus compatriotas que se encuentran deportados en Babilonia. Su mensaje principal es que Dios no abandona nunca a su Pueblo y que en un futuro volverán a pisar la tierra de sus padres.

El acontecimiento de la deportación a Babilonia no tenía por qué ser para los Israelitas para lamentarse y caer en la desesperación, si no más bien un incentivo para volverse a la misericordia y el amor de Dios. Antes de dicha deportación, Israel se había alejado de Dios, dándose a la idolatría y actuando de espaldas a la Alianza que Yahveh había establecido con él.

El verdadero cautiverio es haberse alejado de la bondad y el amor de Dios.

Sería conveniente, dejar claro, antes de continuar, que la figura del profeta no es la de un adivino, pitoniso o futurólogo, sino más bien la de ser intérprete de los acontecimientos que están ocurriendo a su alrededor desde la perspectiva de Dios. El profeta es aquel que es capaz de leer los signos de los tiempos y actuar en consecuencia, adelantándose en muchas ocasiones a los mismos. El profeta es aquel que evidencia y manifiesta la infidelidad del Pueblo para que éste caiga en la cuenta de que se está alejando de Dios.

Centrándonos en el pasaje que hoy nos ocupa, Ezequiel nos presenta la imagen de un árbol, el cual Yahveh plantará en un monte alto de Israel, en el cual crecerá frondosamente y dará abundantes frutos. Como decíamos antes, es una invitación a la esperanza pue, si Israel retorna a encontrarse con Dios que ha salido a su encuentro, es posible la vuelta a Israel, porque Yahveh siempre permanece fiel.

Israel volverá a renacer por la gracia y la misericordia de Dios.

Haciendo un paralelismo con la figura de Jesús, y leyendo este pasaje desde la perspectiva del evangelio, podemos decir que esa rama tierna que Dios arranca precisamente de la copa de un alto cedro y planta en un monte alto hace sin duda alusión a Jesucristo.

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CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿De qué manera y en qué momentos te alejas de Dios?
  • En tus momentos problemáticos, de dificultad, de aprieto, ¿mantienes tu esperanza puesta en Dios? ¿Confías en Él? ¿Intentas volverte a Él que ha salido a tu encuentro?
  • ¿Está dispuesto a dejarte arrancar por la mano amorosa de Dios para ser plantado en un monte distinto al que te encuentras ahora? Es decir, ¿estás dispuesto a salir de tu zona de confort?
  • Manteniendo la esperanza puesta en Dios, ¿qué pasos estás dispuesto a dar para crecer como persona y como cristiano?
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VIDA – ORACIÓN

Salmo 46

1 A ti, Señor, me acojo: que jamás quede yo defraudado;

2 libérame, sálvame, pues tú eres justo; atiéndeme, ven corriendo a liberarme;

3 sé tú mi roca de refugio, la fortaleza de mi salvación; sí, tú eres mi roca y mi fortaleza.

4 Dios mío, líbrame de la mano del malvado, de las garras del criminal y del violento;

5 pues tú eres mi esperanza, Señor, mi confianza desde mi juventud, oh Dios.

6 Desde el seno materno me he apoyado en ti, tú eres mi protector desde el vientre de mi madre; en ti he esperado siempre.

7 He sido un prodigio para muchos, pues tú has sido mi refugio seguro.

8 Mi boca está llena todo el día de tu alabanza y de tu gloria.

[..]

14 yo no dejaré nunca de esperar, y aumentaré todavía tus alabanzas;

15 me paso todo el día publicando tus actos de liberación y de justicia, aunque para mí son incalculables.

16 Proclamaré las proezas del Señor, anunciaré que sólo tú eres justo.

“TE COLMARÉ DE BENDICIONES” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO II DE CUARESMA (CICLO B)

VERDAD – LECTURA

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Gén 22,1-2.9a.10-13.15-18

1 Después de esto, Dios quiso probar a Abrahán, y le llamó: «¡Abrahán! ¡Abrahán!». Éste respondió: «Aquí estoy». Y Dios le dijo:  2 «Toma ahora a tu hijo, al que tanto amas, Isaac, vete al país de Moria, y ofrécemelo allí en holocausto en un monte que yo te indicaré».

9 Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó un altar; preparó la leña. 10 Luego tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo. 11 Entonces el ángel del Señor le llamó desde el cielo y le dijo: «¡Abrahán! ¡Abrahán!». Éste respondió: «Aquí estoy». 12 Y el ángel le dijo: «No lleves tu mano sobre el muchacho, ni le hagas mal alguno. Ya veo que temes a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu hijo único».

 13 Abrahán alzó los ojos y vio a sus espaldas un carnero enredado por los cuernos en un matorral. Tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

15 El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abrahán, 16 y le dijo: «Juro por mí mismo, palabra del Señor, que, por haber hecho esto y no haberme negado tu hijo único, 17 te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tu descendencia, que será como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la otra orilla del mar, y tu descendencia ocupará la puerta de sus enemigos. 18 Por tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, porque obedeciste mi voz».

La liturgia de hoy nos ofrece en la primera lectura la escena que podemos denominar como la prueba de Abrahán o como se la conoce habitualmente el sacrificio de Isaac.

Una acción, esta del sacrificio de Isaac, que desde nuestro contexto, nos puede parecer horrible, pero que en el mundo semítico antiguo era algo habitual. Teniendo esto en cuenta podemos entender mejor la experiencia que tuvo que vivir Abrahán.

Para él, Isaac es el hijo de la promesa. Para hacerla efectiva Abrahán cambio de vida, dejó su tierra, su casa, su familia. Todo. Con su mirada puesta en la promesa que Dios le hace de que su descendencia será numerosa. De alguna manera, Dios ahora le está pidiendo, que sacrifique incluso la misma promesa.

Abrahán acoge, asume y actúa. Y todo ello desde la fe, desde la confianza plena en Yahveh. Se encamina hacia el monte Moria y está dispuesto a todo. Sin embargo, Dios le vuelve a salir al encuentro. Cuando está a punto de consumar el sacrificio, un ángel del Señor detendrá su mano.  Yahveh le ofrecerá un carnero para el sacrificio. No tiene que sacrificar al hijo de la promesa.

Abrahán ha manifestado su fe y su confianza incondicional en Dios. Y Yahveh renueva su alianza y su promesa de bendición: “te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia”. Promesa y bendición que se extenderá a todas las naciones a lo largo de todos los tiempos: “Por tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra”.

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CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Recuerda la alianza que Dios ha hecho contigo. También a ti te ha hecho una promesa, ha realizado contigo un pacto. Vuelve a pasarlo por tu corazón y sé consciente del mismo.
  • En muchas ocasiones de tu vida, Dios puede pedirte un gran sacrificio. ¿Cómo vives este momento? ¿Qué estás dispuesto a hacer por Dios para entrar en comunión con Él?
  • La fe y confianza en Dios de Abrahán es plena. Toma el pulso a tu fe y confianza en Dios.
  • Acoge la bendición que Dios hoy te regala.

VIDA – ORACIÓN

Salmo 27

1 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿ante quién puedo temblar?

 2 Cuando me asaltan los criminales para destrozarme, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y sucumben.

 3 Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque una guerra estalle contra mí, estoy tranquilo.

 4 Una cosa pido al Señor, sólo eso busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida para gustar la dulzura del Señor y contemplar la belleza de su templo.

[…]

 14 Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor.