“Amaos unos a otros como yo os he amado” Lectio Divina Domingo V del Tiempo de Pascua – Ciclo C

VERDAD – LECTURA

Evangelio: Jn 13,31-35

         Tan pronto como Judas salió, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el hijo del hombre y Dios en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios lo glorificará a él y lo glorificará enseguida. Hijos mío, voy a estar ya muy poco con vosotros. Me buscaréis, pero os digo lo mismo que dije a los judíos: Adonde yo voy no podéis ir vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Que os améis como yo os he amado, así también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros”.

         Hoy, nos encontramos con las palabras de despedida dirigidas por Jesús a sus discípulos antes de su pasión, muerte y resurrección. Nos situamos, después que Judás se marche para consumar su traición; es de noche. El sentido de la noche en el evangelio de Juan tiene dos significados, por un lado, es el momento cumbre de la relación esponsal, incluso de encuentro intimo entre Dios y el hombre; por otro lado, es el momento de mayor oscuridad, donde nos invade el miedo, el peligro, la confusión…; es, además, el momento más adecuado para tramar cualquier tipo de acción no lícita, sin ser visto o descubierto. Este momento, también, es en el que Jesús sufrirá su pasión y su muerte. Será el momento en el que Jesús se separa de nosotros, o más bien, nosotros nos separamos de Jesús; el momento en el que no contamos con su presencia y con su luz. Aunque todo nos parezca que pueda estar en penumbra, si estamos unidos a Jesús las tinieblas no significan nada, no tienen ningún poder; a pesar de la oscuridad nosotros podemos ver perfectamente.

         El discurso que estamos considerando hoy en nuestra oración, comienza con las palabras: “Ahora ha sido glorificado el hijo del hombre y Dios en él.” Ese ahora no se refiere al instante preciso en el que Jesús pronuncia esas palabras. El momento al que se está refiriendo es el instante de su muerte en la cruz. Entonces, Jesús será glorificado, porque en ese momento se manifiesta la gran bondad, el amor y la misericordia de Dios. En ese momento se manifestará la gloria del Padre y, por tanto, la gloria de Jesús. Una gloria que consiste en amar al ser humano, hasta entregar por él la vida, para salvarlo del pecado y de la muerte.

         “Adonde yo voy no podéis ir vosotros”. La cruz no podemos asumirla nosotros, al menos no sin Jesús. Es Jesús quien asume todas nuestras miserias, nuestros problemas, nuestras dificultades… Para transformarlas en salvación. Lo cual no implica que nosotros no hagamos nada. La clave nos la da Jesús en los siguientes versículos: “Amaos como yo os he amado”.

         Jesús comienza a dirigirse a sus discípulos con ternura, con cariño, les dice “Hijos míos”. Y en principio, le pone delante la cruda realidad que vivirá con su pasión y muerte: “Voy a estar ya muy poco con vosotros. Me buscaréis, pero adonde yo voy no podéis venir vosotros.”

         Y les deja como testamento, nos deja como legado el mandamiento nuevo, el que tiene que ser nuestro nuevo estilo de vida. Puesto que yo os he amado, también vosotros tenéis que amaros. Es el único mandamiento que Jesús nos ha dejado: amarnos unos a otros, sin distinción, sin hacer acepción de personas, sin juzgar, sin condiciones. Saber ponernos en la piel de nuestros hermanos no sólo para comprenderlo, sino para acogerlo, acompañarlo y amarlo. En eso conocerán que somos discípulos de Jesús.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?
  • ¿Qué significa para ti que Jesús es la luz de tu vida?
  • Nosotros no podemos asumir la cruz de Jesús, pero sí podemos amar a los otros como él nos amó. ¿Qué significa esto para ti?
  • ¿Sabes reconocer a Jesús en la persona del hermano?
  • El amar a los hermanos es consecuencia del amor de Jesús hacia nosotros, ¿eres consciente de ello? ¿Cómo intentas vivir esto en tu día a día?

VIDA – ORACIÓN

Gracias, Padre, por la entrega de tu Hijo para nuestra salvación. Ayúdame a ofrecer mi vida para acoger, acompañar y amar a mis hermanos, sobre todo en los momentos de mayor dificultad. Dame un corazón de carne, que sepa conmoverse ante el dolor del hermano, que sepa compartir sus penas y alegrías. Que muestre a mis hermanos la grandeza de tu cercanía y tu amor. Amén.

LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO V DE PASCUA (CICLO C)

VERDAD – LECTURA

Hechos 14,21b-27

21Después de haber anunciado el Evangelio en Derbe y haber hecho un buen número de discípulos, Pablo y Bernabé se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, 22animando a los discípulos, exhortándolos a permanecer en la fe y diciéndoles que tenemos que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios. 23Instituyeron presbíteros en cada Iglesia, y, después de orar y ayunar, los encomendaron al Señor, en el que habían creído.

24Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia; 25predicaron en Perge y bajaron a Atalía. 26Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido y donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la obra que acababan de cumplir. 27Cuando llegaron, reunieron a la Iglesia y contaron todo lo que había hecho Dios por medio de ellos, y cómo había abierto a los paganos la puerta de la fe.

Continua la narración del primer viaje misionero de Pablo y Bernabé, que en esté momento finaliza, volviendo sobre sus pasos y visitando las comunidades que habían “fundado”, confortando y exhortando a los discípulos para que permanezcan firmes en la fe. Acción necesaria, pues en aquel momento las comunidades cristianas están sufriendo diversas persecuciones. No andan con paños calientes, sino que muestran a sus comunidades la realidad que están viviendo, invitándoles a ser fuertes. En ellas, además, nombran distintos líderes y responsables de las mismas, para que puedan continuar caminando en su crecimiento como seguidores de Jesús. A los cuales encomiendan en la oración para que sean dóciles a la voz del Espíritu y fuertes en el seguimiento.

Después de todo esto, Pablo y Bernabé regresa a la comunidad que los había enviado: Antioquía de Siria; pues toda misión eclesial no es encomendada a una persona en particular, sino a una comunidad, que a su vez nombra a aquellos que deben desempeñarla y llevarla a cabo. Toda tarea eclesial debe ser realizada en comunidad, aunque sea una sola persona quien la lleve a término. Es por eso, que los apóstoles, nada más llegar a la misma, reúnen a los hermanos para contarles todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y como habían abierto a los paganos la puerta de la fe.

Dios se sirve, en muchas ocasiones, de instrumentos débiles y frágiles, como somos los seres humanos, para realizar grandes obras. Pero el mérito no es nuestro. Todo el mérito de Dios.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿En momentos de dificultad te mantienes unido a Jesús ya tu comunidad para fortaleceros mutuamente y afrontar juntos los obstáculos propios del seguimiento de Cristo?
  • ¿Eres para los demás apoyo, soporte, ayuda en las situaciones difíciles e incluso de persecución?
  • ¿Te das cuenta que en la misión de anunciar el evangelio no eres un “francotirador”, sino que es la comunidad quien te envía y en ella debes apoyarte?
  • ¿Eres consciente de que tú no eres el protagonista en la evangelización, sino que es Dios y tú sólo eres un instrumento débil y frágil por media del cual realiza maravillas?

VIDA – ORACIÓN

Os invitamos a orar con la letra de la canción Me hice todo por todos.

JUDÍO CON EL JUDÍO, Y GENTIL CON EL GENTIL;

ME HICE DÉBIL CON EL DÉBIL,

ME HICE FUERTE CON EL FUERTE,

/ ME HICE TODO POR TODOS POR SERVIR. / (2)

Si predico el Evangelio

no tengo de qué gloriarme:

cumplo con mi obligación.

Soy obrero que no tiene

motivo para ensalzarse:

todo el mérito es de Dios.

Yo no corro a la aventura:

yo busco como el atleta,

siempre el primero en llegar.

No me ocurra a mí que un día

al fin me descalifiquen,

a pesar de predicar.

Dios nos guarda una corona

a todos los que luchamos

el combate de la fe.

Corred hoy de tal manera

que os den siempre el primer premio

cuando a la meta lleguéis.