VERDAD – LECTURA
Evangelio: Jn 10,27-30
En aquel tiempo, dijo Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen; yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; no me las arrebatará nadie de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es más que todos; y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. Yo y el Padre somos uno”.
La liturgia de este IV domingo de Pascua, nos ofrece una parte del discurso de Jesús, durante la fiesta de la dedicación del Templo de Jerusalén. En esta fiesta, se conmemoraba la consagración del Templo, por parte de Judas el Macabeo, después de la profanación realizada por los sirios, en el año 164 a.c.
Nos muestra la estrecha relación existente entre Jesús, el Pastor, y sus discípulos, las ovejas.
Si vamos un poco hacia atrás, en este mismo capítulo 10 (Jn 10,22-26), para situar el texto que nos ocupa, nos encontramos con que los judíos, le han pedido a Jesús que les diga claramente si él es el Mesías o no. La respuesta de Jesús es clara: él ya lo ha dicho, pero ellos no le han creído, ni siquiera por las obras que ha realizado y que claramente lo demuestran. Por eso, ellos no pueden mantener una relación con Jesús, como la que mantiene el pastor con sus ovejas. El cual, las cuida, las acompaña, las defiende, le suministra alimento… El pastor conoce a todas y cada una de sus ovejas, las llama por su nombre, sabe de sus habilidades, su carácter, su esencia, sus problemas, dificultades y defectos. Y las ovejas oyen la voz del pastor y le siguen. Lo mismo hace Jesús con su Iglesia y ella sigue la voz de Jesús. Existe un estrecho vínculo entre el pastor y sus ovejas, entre Jesús y su Iglesia, entre Jesús y cada uno de los cristianos. Vinculo que nadie puede romper.
Las ovejas de Jesús escuchan atentamente su voz, es decir, escuchan su Palabra, pero no sólo eso; sino que, además, la ponen en práctica, puesto que le siguen.
Las ovejas son de Jesús, le conocen. Conocer en el lenguaje bíblico significa experimentar vitalmente. Por eso, las ovejas de Jesús comparten con él la vida, tienen con él una relación personal y entrañable, entran en comunión con él. Y ya, aquí y ahora, disfrutan de la vida eterna, aunque esa vida en plenitud llegará en el último día.
Las ovejas han de estar muy atentas a la voz de Jesús, el Pastor, para no desviarse del camino. Para seguir la senda correcta que conduce a la vida eterna.
Jesús defiende a sus ovejas, las protege, las cuida. Las ovejas de Jesús no perecerán jamás y nadie puede arrebatárselas, pues es el Padre quien se las ha dado. Sus ovejas pueden sufrir ataques, pueden ser perseguidas, pueden andar entre peligros; pero, nadie podrá arrebatarlas de las manos de Jesús que las defiende. Estando con Jesús las ovejas no deben tener ningún temor. El Pastor es capaz de dar, incluso, la vida por salvar a sus ovejas.
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?
- Las ovejas de Jesús escuchan su voz, están atentas a lo que él les dice. No es un simple oír, es escuchar de manera activa. Implica acoger la palabra de Jesús, dejarse transformar por ella y ponerla en práctica. ¿Dedicas tiempo en tu vida diaria a escuchar la Palabra de Dios? ¿Te dejas transformar por ella? ¿Intentas ponerla en práctica?
- ¿Procuras entrar en una relación íntima con Jesús cada día? ¿Te dejas guiar por la voz de Jesús?
- ¿Intentas cada día seguir las huellas de Jesús o, por el contrario, encaminas tus pasos detrás de otras voces?
- ¿Te abandonas en las manos de Jesús en los momentos de dificultad, con la seguridad de que Él nunca te deja solo?
- ¿Cómo experimentas la presencia de Jesús en tu vida cotidiana?
VIDA – ORACIÓN
Siente como Jesús te acoge junto a sí en este momento de oración. Está aquí y ahora contigo: te cuida, te protege, te habla… Escúchalo y responde a su Palabra y a su amor con este salmo.
Salmo 23
El Señor es mi pastor; nada me falta.
En verdes praderas me hace reposar,
me conduce hacia las aguas del remanso
y conforta mi alma;
me guiá por los senderos de justicia, por amor a su nombre;
aunque vaya por un valle tenebroso,
no tengo miedo a nada, porque tú estás conmigo,
tu voz y tu cayado me sostienen.
Me preparas una mesa ante mis enemigos,
perfumas con un ungüento mi cabeza
y me llenas la copa a rebosar.
Lealtad y dicha me acompañan
todos los días de mi vida;
habitaré en la casa del Señor por siempre jamás.
Biblia y Comunicación 
Comienzo este comentario por el final del discurso, que no se cita, » ellos no entendieron nada». El cuarto evengelio es ducho en proponer acertijos y enigmas al lector para que avive el seso, agudice el ingenio y ejercite la exégesis de cara a sacar conclusiones . Este corto texto a primera vista parece embrollar las cosas más que clarificarlas; no habla de pastor sino de ovejas, abre puertas, levanta vallas, equipara a Jesús con el Padre hay oyentes que le escuchan y otros que se hacen el escurridizo y todo sin que medie ninguna explicación, que remite al lector
Ovejas que escuchan su voz y le siguen y otras, autoridades judias, que le rechazan. Aborda el manido misterio de la predestinación que ,tanto se ha debatido en el campo protestante y que se ha colado de rondon en algunos ambientes católicos. No es cuestión de hurgar en tema tan espinoso pero si dejar constancia del papel fundamental de la libertad del hombre y la fuerza que ejercen sobre la misma el ambiente tóxicos y los poderosos medios audiovisuales actuales. Hay que contar también con otro factor que desvela el prólogo de Juan :» vino a los suyos y no le recibieron» precisando en primera epístola que » porque sus obras eran malas». El cuadro no puede ser más real pinta.a la perfección el rechazo de muchos de hoy dia alegando como entonces «tiene dentro un demonio»
El pastor no figura en el texto y sin embargo tuvo gran raigambre en la iconogragrafia de entonces y en la escultura y pintura de siglos venideros pues no sé entiende un rebaño sin pastor aunque las nuevas generaciones solo conozcan ovejas sueltas en televisión. Tampoco aparecen los pastos, que obliga a acudir al salmo 22 » en verdes praderas me hace recostar» que nutre la confianza y seguridad en el pastor que además » me lleva a fuentes cristalinas» y por eso le siguen. Al lector avispado no se le puede escapar que el evangelista le quiere elevar al nivel de la la Palabra que lleva a la Vida eterna y le invita a que la encarne en la vida presenté a la espera de que alcance su plenitud después de la muerte
También omite el texto los ladrones que nunca han faltado acechando al rebaño. Estos los encarnaban en el siglo l los que negaban la divinidad de Cristo como pone de manifiesto el mismo Juan en la primera carta: » no eran de los nuestros aunque estaban entre nosotros». Que diría Juan si hoy visitara algunas de nuestras comunidades? Remito al lector ha adentrarse en algunos circulos cristológico capitaneados por H Kung, Schillebeecks, Schoonenberg y emitan juicios de valor
Yo y el Padre somos uno es como declararse igual a Dios, » por eso los judíos cogieron piedras para apedrearle. Hoy en nuestra cultura occidental no se apedrea a nadie por negar o defender la divinidad de Jesús, se la ignora o se la tapa y punto. Los dardos van dirigidos a la Iglesia y sus jerarcas si imponen normas contrarias a lo políticamente correcto o disgustan a las ideologías de moda, son tiempos de precatacumba
Síntesis. Lo esencial del cristiano es creer y seguir a Jesucristo » el que crea en Mí tiene la Vida eterna». Desmonta el tinglado de tantos que se amparan en una religiosidad barata en base a cumplir normas, someterse a unos ritos y sahumerios y desligar el trato con Dios el resto del día. Ni el mero cumplimiento de los mandamientos garantizan la conquista del Reino si no van ligados a las obras pertinentes