VERDAD – LECTURA
Josué 5,9a.10-12
9El Señor dijo a Josué: «Hoy os he quitado de encima la humillación por parte de Egipto». 10Los israelitas acamparon en Guilgal, y celebraron la pascua el día catorce del mes por la tarde, en la llanura de Jericó. 11Ese mismo día comieron panes sin levadura y trigo tostado; pero desde el día siguiente empezaron a comer los productos de la tierra. 12Desde ese momento el maná dejó de caer y los israelitas, desde aquel año, se alimentaron de los productos de la tierra de Canaán.
Un pequeño fragmento del libro de Josué el que nos ofrece hoy la liturgia, en el que se nos narra cómo después de un largo y agotador viaje por el desierto, el pueblo israelita llega a las “puertas” de la Tierra prometida.
Dios le recuerda como los ha librado de la esclavitud de Egipto y cómo ha establecido con él una alianza. Como signo de estos acontecimientos, en el santuario de Guilgal, celebran la pascua. Una celebración llena de esperanza, pues Yahveh no abandona a su pueblo, sino que está siempre dispuesto a ofrecerles la felicidad plena, basta que aquel se mantenga en comunión con Él. La celebración de la Pascua está íntimamente ligada a la historia de la salvación.
A partir de entonces, a punto de entrar en la Tierra prometida, Israel comienza a alimentarse de los frutos de la tierra, no volvió a alimentarse del maná que durante cuarenta años había caído del cielo. Comienza así una nueva etapa para los israelitas llena de esperanza, de abundancia y plenitud en plena unión con Dios.
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
- ¿Recuerda cómo Dios te ha liberado de todas aquellas ataduras que te oprimían y sigue liberándote?
- ¿Cómo celebras la presencia de Dios en tu vida?
- También contigo Dios quiere comenzar una nueva etapa de esperanza, abundancia y plenitud, ¿cómo la acoges?
VIDA – ORACIÓN
Salmo 122
1¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
2Ya estamos en tus puertas, oh Jerusalén:
3Jerusalén, la bien edificada, la ciudad bien unida.
4Allí suben las tribus, las tribus del Señor, según la norma de Israel, para alabar el nombre del Señor.
5Allí están los tribunales de justicia, los tribunales de la casa de David.
6Pedid la paz para Jerusalén: «Que vivan tranquilos tus amigos,
7que reine la paz dentro de tus muros y la tranquilidad en tus palacios».
8Por mis hermanos y compañeros, diré: «La paz esté contigo».
9Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo la felicidad.